Hasta hace poco era habitual encontrarse en los medios con líderes políticos realizando algún tipo de ejercicio físico. Aunque hayan dejado de hacerlo o haya dejado de ser noticia, su ejemplo sigue siendo útil para la sociedad.
La salida a la luz de vídeos en los que la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, aparece en una fiesta privada ha puesto sobre la mesa hasta dónde llega la vida privada de los políticos. Los límites deben marcarlos las leyes y el desarrollo de su función pública.
La inmensa mayoría apoya la democracia, pero cunde la desafección. El desencanto hacia los representantes políticos crece favoreciendo que los regímenes democráticos liberales sean desafiados por regímenes autoritarios iliberales.
En todas las épocas ha habido dirigentes públicos. El artículo expone algunas ideas relevantes sobre el liderazgo político que usualmente suelen minusvalorarse e ignorarse.
Las descalificaciones entre los políticos llevan a que los ciudadanos pierdan la confianza en la política en sí misma. Además, el juego de acusaciones cruzadas entre ellos los hace cada vez más dependientes de los medios de comunicación.