Julián Estévez Sanz, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Los intentos de hacer circular robotaxis por las ciudades no han funcionado tan bien como se esperaba. Tras varios accidentes, se plantea si no habría que pensar mejor en una conducción tecnológicamente asistida, que complemente al humano y le ayude a no fallar.
Una reciente encuesta destaca la notable disparidad de opiniones entre expertos y no expertos respecto a la implantación del vehículo autónomo, conectado y compartido.
William Emond, Université de Technologie de Belfort-Montbéliard
El “coche del futuro” eléctrico y autónomo tiene muchas virtudes, pero varias de sus tecnologías favorecen el mareo. ¿Seremos capaces de viajar en ellos sin encontrarnos mal?
Los coches autónomos capaces de intercambiar información con otros vehículos permitirán mejorar la seguridad vial, la eficiencia del tráfico y reducir emisiones.
Los sensores instalados en edificios y vehículos recogen abundantes datos relacionados con sus usuarios. No solo debe garantizarse la protección de estos datos, también la privacidad.
Las tecnologías emocionales permiten desarrollar coches inteligentes capaces de detectar si el conductor se ha dormido y pueden ayudar a las empresas a saber el estado de ánimo de un comprador en internet.
Los coches inteligentes permitirán establecer un modelo de transporte compartido más barato que el taxi que previsiblemente disminuirá el número de vehículos en las carreteras.
La tecnología ya permite que existan vehículos autónomos, pero plantean muchos dilemas éticos y legales todavía por resolver. Por ejemplo, ¿cómo toman las decisiones cuando hay vidas humanas en juego?
Los frigoríficos, bombillas y coches que se conectan a la red de redes se comunican usando protocolos ligeros que les permiten intercambiar mensajes consumiendo poca energía.
El debate ético sobre los coches sin conductor es a menudo ‘injusto’. La solución pasa por que las máquinas superen las mismas pruebas que los seres humanos.
En el futuro, aunque las máquinas se encargarán de numerosas labores, algunos trabajos se mantendrán para fomentar los vínculos entre personas y las relaciones sociales.
El desarrollo de la movilidad en vehículos autónomos afectará a la propiedad privada de vehículos, al desarrollo de las infraestructuras de transporte público y al diseño de las ciudades.
Emociones o pensamientos pueden llevar a los conductores humanos a incumplir las normas de circulación. Pero los sistemas electrónicos y automatizados siempre siguen las reglas.
Director del Instituto de Investigación de Smart Cities. Profesor del Área de Teoría de la Señal y Comunicaciones del Departamento de Ingeniería Eléctrica, Electrónica y de Comunicación., Universidad Pública de Navarra