Diferentes tipos de nanomateriales han demostrado ser útiles para eliminar contaminantes del agua, aumentar la producción de biogás y mejorar la captación de energía solar en paneles fotovoltaicos.
Los nanomateriales de carbono actúan como catalizadores sostenibles en las industrias agroalimentaria, de perfumería y farmacéutica, y para convertir biomasa vegetal en productos con valor añadido.
Alexander Misol, Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (ICMM-CSIC)
Los nanocompuestos han supuesto una revolución. La técnica de dar color a las vidrieras de las catedrales góticas es uno de los ejemplos de uso de materiales nanocompuestos que mejoran cualquier ámbito de nuestra vida cotidiana.
La materia exótica que más asombra a los científicos podrían permitir fabricar coches transformables y diseñar escudos de silencio para ciudades sin ruido.
Según nuevas investigaciones, las propiedades antimicrobianas de la capsaicina (sustancia que otorga su picor al chile) se ven reforzadas con la alianza de ciertos materiales a escala minúscula.
Del cemento al granate, y no es alquimia. La ciencia de los materiales está logrando avances asombrosos, como convertir clínker, la base del cemento, un material abundante y barato, en una piedra semipreciosa, el granate.
La fundición y la forja permitieron domar las aleaciones y crear útiles y armas que definieron las edades del bronce y del hierro. Recientemente, se ha descubierto el secreto para crear nuevos materiales con súper propiedades. Arranca la era de las aleaciones de alta entropía.
Se están desarrollando nanotecnologías de autorreparación y materiales para reducir la degradación que provoca la carga y descarga. En el futuro tendremos baterías más duraderas.
Diferentes proyectos ensayan la radioterapia basada en protones y utilizan nanomateriales para obtener diagnósticos y tratamientos contra el cáncer más precisos y menos lesivos.