Beatrix Potter, la creadora de Petter Rabit, fue una excelente botánica cuyo interés científico fue silenciado por el hecho de ser mujer. Su caso no fue el único.
Los datos obtenidos por satélite, como los de humedad del suelo o de la cubierta vegetal, pueden ayudarnos a desarrollar modelos más precisos para prever el crecimiento de los hongos.
La temporada de setas arranca, pero en realidad sabemos muy poco sobre estos misteriosos organismos. Venerados y temidos, han acompañado a la humanidad desde sus inicios y seguirán aquí cuando desaparezcamos.
Un artículo publicado en una revista científica describía un misterioso hongo que crece en la lava de los volcanes de Hawái, con la increíble propiedad de provocar orgasmos a las mujeres.
Desde la antigüedad, el mundo de los hongos ha fascinado al ser humano. Esto ha provocado que, a lo largo de la historia, surjan leyendas, cuentos e historias asociadas al mundo micológico.
La amanita muscaria ha servido como sustancia alucinógena en múltiples culturas. Su toxicidad es psicoactiva y su presencia está ligada al origen de Papá Noel y su trineo de renos voladores.
Los hongos mortales evocan imágenes de setas venenosas capaces de convertir un día divertido en una noche fatal. Pero la realidad es que los hongos más mortíferos son invisibles.
La enorme popularidad que la búsqueda de setas está teniendo en la actualidad pone de manifiesto que hay fallos en los nombres utilizados para designarlas.
Hay setas peligrosas si se consumen crudas o de una determinada manera, pero resultan totalmente inofensivas si se preparan adecuadamente, y están riquísimas.
Un reciente estudio ha demostrado la eficacia del extracto del micelio de la seta shiitake como alternativa a los antibóticos convencionales frente al microorganismo ‘Pseudomonas aeruginosa’.
Ya nos dan mucho, pero lo más interesante de los hongos es lo que aún está por llegar. Están en el punto de mira de la ciencia como la gran materia prima del futuro.
Las setas tienen una gran cantidad de nutrientes que ofrecer a nuestra dieta, aunque también disminuyen parcialmente dependiendo del cocinado y modo de conservación.
De las más de mil especies de setas que podemos encontrar en la península ibérica, solo algunas se pueden comer. El resto pueden ser tóxicas y deben recogerse con mucha precaución.