Las vacunas abren un nuevo horizonte. Cuando podamos salir a la calle, todo estará preparado para reactivarse. Las inversiones del fondo de recuperación pueden articular la transformación de Europa en un continente próspero y sostenible.
En una ciudad en plena transformación hacia un turismo cultural, como Málaga, el confinamiento ha supuesto la paralización de un importante motor económico. Sus museos buscan un nuevo modelo.
El turismo marinero tiene potencial pues el mercado demanda actividades singulares. Y da pie a que muchas zonas de costa innoven su oferta y aumenten su competitividad como destino turístico.
La pandemia ha supuesto un cataclismo para el sector del turismo. Resulta llamativo el limitado debate y análisis al respecto, así como la falta de claridad y alcance de las iniciativas tomadas.
Las respuestas de los ciudadanos a la pandemia están produciendo cambios urbanos relacionados con el transporte, la dispersión, el mercado de la vivienda y la distribución de la población.
Esta no es una crisis cualquiera. La pandemia ha transformado el concepto de turismo de masas con el que estamos familiarizados. Se necesitan nuevas ideas para que la calidad y la sostenibilidad se impongan a la cantidad para reflotar un sector básico en la economía.
Las solerías y fachadas de los edificios señoriales y monumentos de nuestras ciudades suelen atesorar un rico patrimonio geológico, que nos permite narrar historias del tiempo apasionantes.
En las películas, las ciudades ya no son meros decorados. Cada vez más, son protagonistas de las historias, que no serían las mismas rodadas en otro lugar. Es el “space system”, gracias al que se produce más cine.
Dado el complicado panorama económico, sería interesante hacer reformas que garanticen el crecimiento económico futuro. Se debe racionalizar el gasto público y hacerlo más eficiente a nivel local, autonómico y estatal.
La enorme dependencia de España del mercado británico, principal emisor de turistas, pone en riesgo la incipiente recuperación experimentada en las últimas semanas.
El parón en la actividad turística no ha borrado las huellas del impacto humano en las dunas de Maspalomas. Los cambios que han experimentado durante el confinamiento son fundamentalmente estéticos.
El turismo tiene la capacidad de despertar deseos y satisfacerlos, de ocupar territorios y de subrayar las diferencias entre los grupos sociales. Por todo esto se suele afirmar que el turismo es otro de los nombres del poder.
Las famosas islas en las que Darwin elaboró su teoría de la evolución también sufren el sobreturismo. La pandemia de COVID-19 puede empeorar su situación.
Las medidas de contención de la COVID-19 han transformado el paisaje sonoro de nuestras ciudades durante el confinamiento, sobre todo en aquellas sometidas a una gran presión turística.
La pandemia sigue azotando y no solo a nivel sanitario. En seis meses todos los parámetros vitales (dinero, viajes, trabajo, relaciones, entorno, consumo…) han cambiado en todo el mundo y quizás de forma permanente.
Las visitas virtuales o mixtas a espacios protegidos permiten reducir la contaminación y otros perjuicios que los turistas pueden ocasionar al entorno y los animales.
La crisis de la covid-19, la mayor en la zona desde la Gran Recesión, se manifestará mediante la caída en la demanda y los precios de sus exportaciones, el desplome del turismo, la disminución de las remesas.
La OIT señala que el aumento del paro juvenil a causa de la pandemia (un incremento del 15%) solo se resolverá con políticas activas de empleo y políticas educativas.