200 años después de la desaparición de la Inquisición española, los habitantes de las zonas afectadas parecen ser más pobres, menos educados y más desconfiados.
Un académico del Islam explica cómo los líderes religiosos musulmanes, a partir del año 1050, trabajaron con los gobernantes políticos para desafiar lo que consideraban una influencia sacrílega en la sociedad.