Los beneficios de compartir espacio y tiempo de estudio están demostrados por la neurociencia. Pero hay que hacerlo con responsabilidad y teniendo en cuenta una serie de pautas.
Ni controlarlas ni reprimirlas: las emociones han de gestionarse para un desarrollo adecuado. Cuando un niño llora, no hay que decirle que se calle, sino ayudarle a entender y comunicar lo que siente.
La experiencia colectiva en los festivales nos acerca a los orígenes evolutivos de la música, cuando se vivía en actos sociales intrínsecamente unidos a la danza.
El cerebro cuenta con una estructura que hace de nodo, nexo crucial en el denso entramado de neuronas. Igual que los pasillos de un monasterio desembocan en un amplio patio, los senderos cerebrales confluyen en el claustro.
La tecnología ha permitido que nuestra memoria de trabajo se relaje. No necesitamos recordar los números de teléfono de familiares y amigos. Y el ordenador a bordo del coche decide el trayecto más corto por nosotros. ¿Va en detrimento de nuestro cerebro?
Comer o no comer, esa es la cuestión. La insulina y la leptina regulan cuánta comida ingerimos. Y la resistencia a estas hormonas puede llegar a generarnos obesidad, diabetes o incluso alzhéimer.
Algunos algoritmos son capaces de determinar el sexo a partir de datos cerebrales con más de un 90% de precisión. ¿Significa esto que existen cerebros “masculinos” y cerebros “femeninos”?
Podemos enseñar las estrategias de estudio más eficaces para cada tipo de contenido y de evaluación, y ayudar a los estudiantes a aplicarlas flexiblemente.
¿Por qué tocar instrumentos musicales cambia el cerebro más allá de la audición y la motricidad? El razonamiento y la memoria se ven reforzados. Analizamos las posibles causas.
¿Recordará alguno de los hermanos este trascendental encuentro?
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Los experimentos demuestran que los bebés pueden formar recuerdos desde los dos meses. ¿Por qué no podemos recordar eventos autobiográficos?
El tenista mallorquín Rafael Nadal durante un reciente partido del torneo de Roland Garros, que ha ganado en 14 ocasiones.
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Cada vez que un deportista al que seguimos llega a una final, vibramos de emoción. Y si gana, sentimos la victoria casi como si fuera nuestra. También a nivel cerebral, según ha demostrado la neurociencia.
¿Qué tiene que tener algo para provocarnos placer?
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¿Por qué tenemos gustos tan distintos y cambiantes sobre lo mismo? ¿Por qué amamos lo que otros detestan, y al contrario? ¿Cómo es posible que deje de gustarnos algo que nos encantaba, o a la inversa?
Scarlett Johansson en una escena de Lucy (Luc Besson, 2014).
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No se sabe muy bien de dónde salió este falso mito, uno de los más persistentes de la neurociencia. En realidad, lo utilizamos al 100%, aunque desconozcamos en buena medida cómo.
Concentrarnos en lo que hay y no en lo que falta cuando realizamos comentarios apreciativos de nuestro trabajo o el de otros, colabora a relaciones personales y profesionales más productivas.
Apoyándonos en análisis y estudios existentes sobre métodos educativos, podríamos tomar decisiones más informadas. Aunque la educación no sea una ciencia exacta, hace falta más método científico.
¿Cómo son las neuronas que nos hacen ser más o menos competitivos en cada circunstancia? Los biólogos las han localizado. Y han concluido que nos esforzamos más o menos por triunfar en función del rango social de nuestros contrincantes.
No es cierto que los seres humanos utilicemos solo el 10 % del cerebro. Ni que haya que beber 8 vasos de agua para que no encoja. También es incierto que unas personas tengan un procesamiento mental creativo u holístico y otras analítico, debido a un funcionamiento predominante del hemisferio izquierdo o derecho.
La inteligencia media de las mujeres y los hombres es similar, pero ciertas aptitudes cognitivas difieren entre ambos sexos, así como sus rangos de variación en el cociente intelectual. ¿Por qué? La ciencia lo explica.
Estudiar siempre fue tarea exigente, pero en nuestra época se ha convertido en una proeza casi imposible para los adolescentes rodeados de estímulos. Proponemos algunos trucos eficaces.
Profesor e investigador de la Sección de Genética Biomédica, Evolutiva y del Desarrollo. Director de la Cátedra de Neuroeducación UB-EDU1ST., Universitat de Barcelona
Investigador de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada / Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento, Universidad de Granada
Investigador en el Centro Internacional de Neurociencia y Ética (CINET) de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, y en el Grupo Mente-Cerebro, Instituto Cultura y Sociedad (ICS), Universidad de Navarra