La tecnología ha revolucionado nuestra forma de vivir. Tenemos una calidad de vida inédita, a pesar de las desigualdades. Pero tiene un precio: nuestro estilo de vida es más sedentario y menos sano.
El modelo de negocio dominante en la industria digital no prefigura un futuro tecnológico emancipador. La dietética digital plantea una desconexión parcial y temporal, necesaria para reprogramarnos y reconectarnos.
“Nada de móviles en el colegio”, dijo Emmanuel Macron. Muy bien. Pero la cuestión no es tan sencilla en un mundo donde la presencia del móvil es masiva y lo digital será el futuro de los niños de hoy.