Antonio de Nebrija creía que la lengua podía explicarse de una manera más clara, siempre que se tuviese en cuenta el contexto lingüístico de los estudiantes y sus otros idiomas.
Aunque podamos pensar que las marcas están encantadas con que su nombre traspase las fronteras del producto que fabrican (como pasa, por ejemplo, con las tiritas), no siempre es así.