Las activistas, líderes y ex políticas afganas que ahora se encuentran en el exilio cuentan la continua lucha por los derechos de las mujeres en Afganistán y sus diversas estrategias de resistencia.
Mujeres con burka en las calles de Kabul.
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Las mujeres afganas vuelven a vivir en las mismas condiciones de hace 20 años. Las arcaicas tradiciones machistas se han vuelto a imponer y la comunidad internacional mira sin reacción a unas mujeres a las que se les están quitando los derechos fundamentales.
Los derechos de las mujeres ya no lo son en Afganistán desde que los talibanes ocuparon el país. Estados Unidos se marchó y cerró la puerta. Dentro queda una sociedad a merced de un gobierno terrorista.
Talibanes armados tras la caída de Kabul el 17 de agosto de 2021.
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Se ha iniciado en Afganistán un nuevo tiempo de “prueba y fallo”, que no es otro que, tal y como dijo Biden, dejar el futuro del país en manos de sus propios habitantes (eufemismo para decir en manos de los talibanes, por la vía de los hechos).
Una reunión durante el 73 aniversario de Nahdlatul Ulama (NU), en Yakarta, Indonesia en 2019.
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El anterior Gobierno afgano recogía datos biométricos de los ciudadanos sin cumplir con las medidas de privacidad necesarias. Ahora, esos datos están al alcance de los talibanes.
La ciudad de Nueva York durante los ataques del 11 de septiembre de 2001.
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Estos veinte años empiezan y terminan en las Torres Gemelas. Allí despertamos del sueño de una gobernanza global y la expansión constante de las libertades y economía de mercado. El mundo, la globalización y los derechos humanos ya no son lo que eran.
El ISIS-K, afiliado al grupo Estado Islámico, ha reivindicado la autoría del atentado de Kabul.
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Amira Jadoon, United States Military Academy West Point and Andrew Mines, George Washington University
Se trata de uno de las cuatro organizaciones terroristas más mortíferas del mundo y, tras un largo período de crisis, reaparece ahora para intentar demostrar que los talibanes afganos son incapaces de proporcionar seguridad a la población.
Grupo de mujeres en Kabul, Afganistán.
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El cambio cultural ha sido lento y difícil, pero la voluntad de mejorar la vida de las mujeres afganas estaba ahí. Ahora un gran interrogante se cierne sobre su futuro.
Combatientes talibanes patrullando en Kandahar.
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Mientras los talibanes empiezan a reprimir las libertades básicas, muchos temen que Afganistán vuelva a ser un refugio para los terroristas, con consecuencias nefastas para los países occidentales.
Combatiente talibán en Kabul, Afganistán.
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La llegada al poder de los talibanes, como la aparición de Al-Qaeda, la emergencia del Estado Islámico y el caos en Yemen, Siria e Irak son resultado de largos procesos sociales y difícilmente pueden cambiarse con intervenciones extranjeras.
Un helicóptero Chinook vuela cerca de la Embajada de Estados Unidos, Kabul, Afganistán, 15 de agosto de 2021.
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La poliomielitis es hoy endémica únicamente en Pakistán y Afganistán, donde los talibanes han bloqueado la vacunación casa a casa contra esta enfermedad durante los últimos tres años.
Imagen aérea de las tumbas de civiles asesinados, hombres y jóvenes, víctimas de la agresión y el genocidio serbios en Srebrenica.
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La ineficacia de algunos organismos internacionales para evitar crímenes de lesa humanidad en países en conflicto envuelve en pesimismo el futuro del pueblo afgano. El recuerdo del fracaso para evitar el genocidio en la antigua Yugoslavia está muy presente.
La resistencia histórica de Afganistán, su situación geográfica y orográfica, el cultivo de la adormidera y la influencia de países como Paquistán y China pueden ayudarnos a entender el conflicto talibán.
Los talibanes ya controlan Kabul, la capital afgana. La situación estratégica del país y el apoyo a las milicias fundamentalistas por parte de los países vecinos sugieren que el desenlace de las últimas horas era inevitable.
Combatientes talibanes hacen guardia en un puesto de control en la ciudad de Farah, capital de la provincia de Farah en el suroeste de Afganistán, en agosto de 2021. Varias de las 34 capitales del país han caído en manos de los talibanes, una noticia nefasta para las mujeres de Afganistán.
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Envalentonados por su continuo éxito, la falta de resistencia de las fuerzas afganas y la mínima presión internacional, los talibanes han intensificado su violencia. Para las mujeres, su creciente poder es aterrador.
Incluso antes de la irrupción de los talibanes, el cultivo de opio estaba aumentando.
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Estados Unidos sigue retirando sus tropas de Afganistán mientras deja que los talibanes vuelvan a acercarse al poder de un país devastado por la guerra y la miseria. ¿Puede la comunidad internacional permanecer impasible ante gobiernos que laminan a su población civil o ante una amenaza posible para el orden internacional?