La OMS estima que más de 300 millones de personas en el mundo sufren depresión. Un fenómeno psicopatológico incapacitante que impide a la persona llevar una vida normal y frusta a quienes le rodean.
Las circunstancias que rodean a la pandemia pueden generar respuestas negativas de estrés. Y, aunque el ser humano dispone de mecanismos para hacerle frente, puede tener consecuencias para el cerebro.
Es importante no confundir que nuestra pareja nos geolocalice a través del móvil o nos pida todas las contraseñas de nuestras redes sociales con una muestra de amor. Se trata de una forma de acoso y control entre parejas jóvenes y adolescentes que suele ser el preámbulo de problemas de relación más graves aún.
Según los primeros resultados del estudio PSY-COVID, el 35% de la población española estaría en riesgo de sufrir o habría presentado síntomas de ansiedad o depresión como consecuencia de la pandemia.
En algún momento de sus vidas, el 20% de los individuos europeos han tenido deseos de muerte, el 9% alguna idea suicida, un 2% ha elaborado un plan para intentar suicidarse y el 3% lo ha intentado.
Muy probablemente, el coronavirus nos pasará factura en términos de trastornos de depresión, una enfermedad del cerebro para la que cada vez hay más opciones de tratamiento.
Un estudio comparativo realizado en Italia, España y el Reino Unido muestra que la salud mental está en peligro, principalmente debido a restricciones prolongadas y a la incertidumbre económica.
Una de las caras más duras de esta pandemia está siendo la separación de abuelos y nietos. La soledad de los mayores, alejados de sus seres queridos, puede causarles graves problemas emocionales. Sin embargo, también puede suponer un momento para descansar y fortalecer la relación de familia.
Las personas que migran en situaciones extremas sufren problemas de salud mental que se transforman en miedos, migrañas, depresiones y situaciones de desapego muy graves. Hoy, en el Día Internacional del Migrante, nos acercamos a las patologías que sufren los migrantes del siglo XXI.
Una nueva investigación muestra que, además, los hombres que viven en las zonas más desfavorecidas tienen un 51% más de probabilidades de sufrir depresión que los que viven en zonas no desfavorecidas.
Los cuidadores de enfermos de alzhéimer están más expuestos que el resto de la población a sufrir algunas enfermedades. Un estudio pone de manifiesto que el “mindfulness” reduce los síntomas de ansiedad y conductuales que padecen con frecuencia.
Existen muchos factores que afectan a este trastorno. Las últimas investigaciones sugieren que es importante no olvidar la implicación de los procesos inflamatorios en esta enfermedad.
A más optimismo mejor salud tendremos. Los estudios psicológicos demuestran que, de la misma manera que un estado de ánimo negativo afecta a todos los ámbitos de la vida, uno positivo ayuda a tener una calidad de vida mucho mejor y una salud más fuerte.
La inteligencia emocional es una competencia cognitiva que puede cambiar a lo largo de la vida. Así que si cree que no tiene ninguna de estas cuatro capacidades todavía está a tiempo de desarrollar esta cualidad.
El ‘mindfulness’ tiene un efecto óptimo sobre la salud en la reducción del estrés, la prevención de la recaída en la depresión, el manejo del dolor crónico y las adicciones. Pero no cura enfermedades, solo cambia la forma de vivirlas.
La depresión afecta aproximadamente a un 12 % de los mayores de 65 años y no es consecuencia del proceso de envejecimiento. Muy pocas personas reciben tratamiento farmacológico y eso podría acelerar la llegada de la demencia.
La pérdida de olfato, las alteraciones del sueño, los desarreglos intestinales y los estados depresivos podrían ser avisos tempranos de este trastorno.
Hay evidencias que sugieren que existe una crisis de la mediana edad, aunque es difícil definir qué es eso de la mediana edad. Y quizá las crisis que ocurren durante esta etapa también podrían haber ocurrido antes o después.
Doctor en Psicología Clínica. Director del Máster en Gerontología y Atención Centrada en la Persona (Universidad Internacional de Valencia), Universidad Internacional de Valencia