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Balance y retos de la epidemiología ante el tercer año de pandemia

¿Cuándo será el año de la epidemiología? Habrá quien piense que ya ha sido. Pero quienes nos dedicamos a esta rama de la ciencia sabemos que nunca habrá un año dedicado porque todos tienen su propio afán y sus retos.

El año 2022, al igual que los dos años anteriores, ha estado fuertemente marcado por la covid-19 y también por sus consecuencias sobre el resto de las actividades de la epidemiología, ya que todos los esfuerzos han estado muy condicionados por la pandemia.

El impacto de la covid-19

La covid-19 ha impactado fuertemente en la vigilancia en salud pública de todas las enfermedades, transmisibles o no. Fundamentalmente porque la saturación del sistema sanitario ha frenado la notificación e intervención sobre todas ellas.

Incluso los programas preventivos, como los de cribado para la detección precoz del cáncer, se han visto afectados. Estas demoras en el diagnóstico hacen prever un aumento de estadios más avanzados en varias enfermedades y, por tanto, un empeoramiento de la supervivencia.

Ante las carencias que el Sistema Nacional de Salud en España ha mostrado a la hora de afrontar esta crisis, la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública se perfila como un instrumento crucial, aunque desconocemos todavía dónde, cómo y cuándo se materializará. Es imprescindible acelerar su puesta en marcha y conocer cuál será su estructura y reglamento.

Aspectos positivos

Uno de los aspectos positivos ha sido la reciente publicación, por primera vez, de los datos provisionales de la mortalidad del primer semestre de 2022, junto con los datos definitivos de 2021, por parte del Instituto Nacional de Estadística, que además ha reducido los plazos en la difusión. Sin embargo, hay que seguir reclamando la consideración de dato de interés sanitario, además de estadístico, de las defunciones según causa de muerte. También es necesario poner en marcha el certificado de defunción electrónico, que permitiría disponer de estos datos más inmediatamente.

Otra buena noticia de 2022 es la puesta en marcha del Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda (SiVIRA) para la vigilancia conjunta de gripe, covid-19 y la infección por virus respiratorio sincitial, siguiendo las recomendaciones internacionales.

El cambio climático, otro desafío para la epidemiología

Una de las grandes preocupaciones actuales es el cambio climático y sus efectos sobre la salud. Por ello la Sociedad Española de Epidemiología le dedicó su Reunión Científica Anual en 2022. Los fenómenos meteorológicos extremos serán cada vez más frecuentes y sus consecuencias ya son devastadoras. Tienen una acusada repercusión sobre la salud y afectan también a las enfermedades no transmisibles.

A su vez, la alteración de la biodiversidad por la actividad humana favorece la transmisión de enfermedades infecciosas y parasitarias y entraña el riesgo de que resurjan otras enfermedades que creíamos ya superadas o aparezcan nuevos agentes que puedan afectar la salud.

Los fenómenos meteorológicos extremos afectan, además, a los desplazamientos de población y a la salud de quienes migran. Ante este exigente panorama, los servicios de salud pública, al igual que la sociedad, deben reorganizarse y fortalecerse con más recursos que permitan afrontarlo.

El cambio climático aumenta asimismo las desigualdades sociales, uno de los principales determinantes de la salud. Su impacto sobre la seguridad alimentaria aumentará la malnutrición y las diarreas en las zonas con menos recursos. Para colmo, la combinación del cambio climático y la pandemia agudiza la vulnerabilidad por pobreza energética.

¿Y en 2023?

Seguramente la covid-19 seguirá entre nosotros el año que acaba de arrancar, esperamos que con menor incidencia, aunque la situación actual en China es preocupante. Pero será necesario limitar su impacto, controlando ésta y otras posibles causas de pandemia.

En los próximos meses deberían ponerse las bases necesarias para afrontar las crisis sanitarias y sociales asumiendo que la mejor preparación es tener un buen sistema dotado, entrenado y bien rodado antes de que la crisis se produzca.

Reconocimiento para los epidemiólogos

En los últimos tres años la epidemiología parece haber cobrado especial relevancia por la covid-19. Pero quienes se dedican a la epidemiología trabajan e investigan también en otros campos como el cáncer, las adicciones, los determinantes sociales de la salud, la salud laboral o la nutrición. Y es que la formación en epidemiología parte de titulaciones muy diversas que requieren un esfuerzo complementario de aprendizaje y especialización, que debe ser reconocido laboral y profesionalmente.

La visibilidad aparente de la epidemiología en los últimos años no ha ido acompañada de mejores condiciones de trabajo. Es imprescindible la equiparación con otros profesionales de la salud, lo que requiere mayor dotación de plazas y de recursos técnicos y una mayor dignificación y estabilidad en los puestos de trabajo.

Así es como se reconoce una tarea. Esa que contribuye a mejorar la vida de las personas, mediante la vigilancia de la salud poblacional y la prevención de las enfermedades. Esa que también contribuye a la promoción de la salud de la comunidad, siempre tratando de dar respuestas válidas y equitativas a los problemas colectivos de salud e influyendo en el desarrollo de las políticas y el cambio social.

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