En este artículo de Telos, los autores explican el alcance del metaverso, promovido principalmente por la industria tecnológica, aunque rentabilizado de momento por marcas y emprendedores, con especial énfasis en el público muy joven.
A finales 2020 Deutsche Bank publicó un informe en el que se preveía la llegada de años de incertidumbre y caos. La guerra en Ucrania, la crisis energética, la inflación y hasta los coletazos de la pandemia contribuyen a esta era del desorden.
¿Cuál es el mensaje oculto en la propuesta de Tuvalu de trasladarse al metaverso?
Scott Van Hoy/Unsplash
Nick Kelly, Queensland University of Technology y Marcus Foth, Queensland University of Technology
El aumento del nivel del mar debido al cambio climático ya está teniendo graves repercusiones en la nación de Tuvalu. Se propone construir una réplica digital de sí misma en el metaverso. ¿Es posible?
El nuevo espacio social requiere de una serie de principios de partida en los que habría que ponerse de acuerdo: usuarios particulares y empresas pueden definir las bases.
¿Qué seguirá al metaverso? Su evolución abrirá una nueva etapa de innovación en algo que lleva ya unos años con nosotros. La realidad virtual y Second Life podrían considerarse sus antecedentes.
La actual seducción de lo analógico se inscribe en el deseo de vuelta a lo material y la fascinación por otras formas de vida, dominadas no tanto por el ruido y la aceleración digital como por el silencio y la lentitud. Así lo explica el autor en un artículo original de TELOS, la revista que edita Fundación Telefónica.
Un NFT es un certificado. No es un tipo de obra de arte ni una técnica de creación ni un movimiento artístico. Pero se están pagando cantidades muy altas por estas obras de arte o por cualquier cosa que sea un NFT.
En el considerado para muchos ‘metaverso original’ todavía se encuentran muchos grupos docentes, artísticos y culturales en activo.
En el metaverso, los objetos digitales que se pueden poseer - tu avatar y la ropa del avatar, por ejemplo - son ‘criptoactivos’.
Duncan Rawlinson - Duncan.co/Flickr
¿Blockchain? ¿Criptoactivos? Dos investigadores que estudian las redes sociales y la tecnología de los medios de comunicación explican la tecnología que hará posible el metaverso.
Los metaversos constituyen ya la nueva frontera sobre la que explorar y ensayar las primeras conceptualizaciones de una actividad inmersiva de la humanidad fuera de su medio real y originario
A día de hoy el metaverso ofrece, sobre todo, experiencias lúdicas. Sin embargo, marcas y empresas están buscando el modo de crear y asegurarse el negocio en esta nueva forma de internet.
Este año se afianzará el concepto de oficina como lugar de encuentro, las ciudades ganarán en sostenibilidad y los mundos digitales tendrán cada vez más presencia.
A medida que ha ido creciendo el comercio electrónico ha ido ganando importancia la política de devoluciones: los clientes quieren, sobre todo, que sean gratuitas y fáciles.
Los riesgos del metaverso se centran en gran medida en la falta de transparencia, honestidad y responsabilidad de las personas detrás de los avatares que lo habitarán. No se trata, pese a las apariencias, de un entorno meramente lúdico o neutral.
Las barreras de accesibilidad en línea nos afectan a todos en algún momento de nuestras vidas. Estamos a tiempo de contribuir a que el metaverso no nos deje fuera.
Uno de los principales riesgos de los metaversos puede ser la obsesión por llevar vidas utópicas, con un progresivo alejamiento de la realidad y una posible inmersión irreversible para algunos.
¿Están estas personas interactuando en algún mundo virtual?
Lucrezia Carnelos/Unsplash
El metaverso es ciencia ficción pero mucha gente en Silicon Valley está trabajando para convertir esta realidad virtual interconectada en una…realidad.