La memoria autobiográfica se inicia con el primer recuerdo vital, que surge alrededor de los tres años. Y desde entonces nuestro cerebro no para de almacenar escenas de momentos significativos y desechar (olvidar) los que considera poco importantes.
Aunque nos parezca una preocupación muy contemporánea, no es algo nuevo. El miedo a que se nos atrofie la memoria por culpa del acceso inmediato a la información ya lo experimentó Sócrates hace casi 2 500…
Frágil y maleable, muestra memoria es capaz de montar falsas “películas” que pasan por recuerdos reales. Y lo que es peor: también pueden implantárnoslos.
Diversas técnicas y fármacos actualmente en experimentación podrían ayudar a erradicar las vivencias traumáticas (más proclives a quedarse archivadas) de nuestra memoria.
El olfato se puede entrenar a diario buscando nuevas fragancias para memorizar. Lo hacemos fundamentalmente mediante la memoria olfativa, que conecta los aromas con recuerdos del pasado.
El lugar donde almacenamos los recuerdos de la música podría ser un área del cerebro que queda preservada en las personas con alzhéimer, lo que explicaría que recuerden canciones de la infancia.
Los olores llegan a los lugares del cerebro relacionados con nuestro mundo interior, donde se almacena nuestro acervo emocional. De ahí que determinadas sustancias o alimentos nos evoquen recuerdos.
¿Quién no ha puesto la casa patas arriba buscando unas llaves, un libro o cualquier otro objeto que parece que se ha tragado la tierra? Los seres humanos disponemos de un don innato para el olvido. Paradójicamente, a veces no logramos borrar de la memoria experiencias ingratas.
VIVEWeb es una nueva red social que permite a los mayores compartir sus vivencias, ampliar sus experiencias y recordar los detalles de toda una vida a través de un diseño sencillo e intuitivo.
Aunque suene paradójico, para aprender, para recordar, hay que olvidar. El sueño es uno de los mecanismos de los que el cuerpo dispone para consolidar y “eliminar” parte de la información a la que nos vemos expuestos diariamente.
Un estudio revela que estamos más interesados en la música de nuestra juventud, no porque pensemos que es mejor que la música de otras épocas, sino porque está íntimamente ligada a nuestros recuerdos personales.
Hacer fotos de un evento en lugar de disfrutarlo sin más preocupaciones conlleva una menor capacidad de recordarlo al distraernos en el proceso de la inmortalización.
Profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud (Máster de Neuropsicología) - Investigador del Cognitive NeuroLab, UOC - Universitat Oberta de Catalunya
Profesora del Departamento Psicología/ Psicología Básica. Grupo de investigación HUM-891 Investigación en Neurociencia Cognitiva, Universidad de Almería