El mundo digital hace que llevemos una vida acelerada, individualista y ajena a ciertas formas de poder invisibles. El autor propone una serie de claves para echar el freno y tomar las riendas.
Si los algoritmos se entrenan con imágenes de personas blancas o con textos sexistas, los programas reflejarán después estos sesgos. Los expertos en IA buscan soluciones para evitarlo.
En nuestra sociedad acelerada, los avances se adoptan sin valorar las consecuencias globales de su uso a medio y largo plazo. Una ética cívica y responsable nos ayuda a hacerlo.