Al elegir a quién seguir en las redes sociales o los contenidos personalizados de determinados medios creamos burbujas de información que producen un aislamiento intelectual de los puntos de vista contrarios. Estas “cámaras de eco” refuerzan las visiones personales y, por ello, nuestra interpretación del mundo.
Fomentar el espíritu crítico en los jóvenes desde el aula y la familia es convertirlos en personas con un pensamiento bien formado y expresado con delicadeza, humildad, prudencia y buenas palabras, huyendo de la calentura, la ordinariez, el rencor y la venganza fría.
Desde niños nos sometemos a evaluaciones constantes en el colegio. A medida que vamos creciendo, la evaluación se convierte en una espiral que necesitamos para ser reconocidos social y laboralmente.