La guerra en Ucrania resalta la interdependencia y la vulnerabilidad de las cadenas de suministro alimentario. La escasez de aceites puede afectar a nuestras cocinas y a cuestiones geopolíticas.
La explotación de la etnia uigur ha originado un nuevo capítulo en la guerra comercial entre Estados Unidos y China con efectos inciertos sobre las cadenas globales de producción.
Las compañías están trasladando su producción a los países desarrollados. Esta tendencia está poniendo en peligro el progreso alcanzado en las últimas décadas en la reducción de la pobreza mundial.
La creciente demanda de productos más sostenibles supone una presión para las compañías que puede llevarles a tomar decisiones que perjudiquen a los productores o a recurrir al ‘greenwashing’.
El efecto de la COVID-19 en las cadenas de suministro ha sido como ondas dibujadas en el agua al lanzar un guijarro: la China industrial, luego Japón y Corea del Sur y ahora las empresas de EE.UU. y Europa.
La ralentización del crecimiento económico puede ayudar a reducir la presión que empresas y consumidores ejercen sobre los recursos y el medio ambiente del planeta.