Los edificios consumen alrededor del 40% de la energía mundial. Sin embargo, su adaptación a la normativa de eficiencia energética puede resultar engorrosa por todos los trámites que conlleva. La solución podría estar en las cooperativas de vivienda.
Colaboración ciudadana y energías sostenibles son dos ingredientes habituales de las comunidades energéticas, una apuesta clave en Europa para luchar contra el cambio climático.
La presencia de cooperativas de crédito en zonas despoblada y poco atendidas por las grandes entidades financieras contribuye a la inclusión financiera de la población.
Los microcréditos tienen un fuerte impacto en las poblaciones locales al darles acceso a servicios financieros y permitir la mejora de las infraestructuras y la inversión en zonas rurales.
La participación de los trabajadores en la toma de decisiones en su lugar de trabajo es fundamental para garantizar una transición ecológica justa y efectiva.
Las instituciones en Europa impulsan la economía social, integrada por empresas que son capaces de perseguir un fin económico mientras revierten parte de sus beneficios en su entorno.
Las cooperativas, que nacen como respuesta colectiva organizada contra situaciones de desigualdad, tienen una larga tradición en la lucha a favor de los derechos y oportunidades de las mujeres.
Los principios de banca sostenible firmados por 130 entidades financieras no solo será positivo para el cumplimiento de los objetivos marcados en la Agenda 2030, sino que también derivará en un sistema financiero más fortalecido.