La movilidad configura el tejido social al permitir interacciones y desplazamientos. Un estudio en la ciudad de Madrid revela que la segregación territorial refleja divisiones socioeconómicas, exacerbadas por la movilidad residencial y diaria, que limita la mezcla social y perpetúa la desigualdad.
Cualquier persona debería tener acceso a las mismas herramientas y oportunidades, independientemente de su clase social, raza, género u origen. Pero esto no sucede así en África.
Pese al paro, la crisis y las dificultades, los inmigrantes se han quedado en España, apostando firmemente por continuar y sacar adelante sus proyectos de asentamiento.
México hizo de la conectividad a Internet un derecho constitucional en 2013, pero la mayoría de las personas pobres aún no tienen acceso. De obtenerlo, gozarían de una mayor movilidad económica.
Doctorando en Sociología Urbana y miembro del Grupo de investigación de sociedad, medio ambiente y territorio (GISMAT), Universidad Complutense de Madrid