La gran variedad de formas, tamaños y composiciones químicas de los microplásticos dificulta la tarea de establecer límites de concentración seguros, lo que no ocurre con otros contaminantes.
Los expertos llevan años alertando de la frecuente llegada de pélets a las costas y de la necesidad de regular su tráfico marítimo para que los barcos no pierdan los contenedores en el mar.
La crisis de los pélets de Galicia es la punta del iceberg de la contaminación por plástico en playas y océanos. Hasta un 60% del peso del plástico pueden ser aditivos químicos. Su liberación afecta a las especies marinas y llega a nuestra mesa.