Los altos costes tecnológicos y la falta de infraestructura de recarga, junto con el aumento de la flota, suponen un desafío para la reducción de emisiones de los vehículos pesados.
La subida del precio de los carburantes ha hecho prender la mecha del descontento entre transportistas españoles que han parado el sector y exigen al Gobierno medidas que mejoren sus condiciones de trabajo, más allá de las ayudas al pago de los combustibles.
Los países en desarrollo sin litoral necesitan una mayor integración comercial internacional. Las economías ricas deben promover y facilitar la participación de los países sin costas en la toma de decisiones relativas al comercio.
Mejorar la sostenibilidad del sector pasa por aumentar la cuota del ferrocarril, la electrificación de las flotas, la planificación territorial y la apuesta por el consumo de proximidad.