Con la llegada del nuevo año surgen los buenos propósitos y las intenciones de cambio. Pero, para alcanzar los objetivos propuestos, se necesita de autoconocimiento, enfoque y perseverancia.
A lo largo de nuestra trayectoria vital son necesarias la humildad y la modestia. Primero, porque muchas cosas no suceden como las planeamos. Pero también porque, si aprendemos a escuchar, se ampliará nuestro conocimiento del mundo.
Alcanzar la excelencia en la gestión requiere disciplina, práctica y trabajo duro. Practicar las virtudes enunciadas por los filósofos de la Antigüedad puede ayudar a la consecución de esta meta.