Ante las persistentes dudas sobre las vacunas, a pesar de sus indudables beneficios, la transparencia es esencial. Esto es especialmente cierto en el caso de las complicaciones más raras. Se han iniciado estudios para identificar los riesgos.
Recurrir a mensajes apocalípticos frente a la nueva variante es una mala estrategia. La mejor forma de prepararse para lo peor no es decir a la gente que tiene que prepararse para lo peor, sino tratar de buscar soluciones. Ante el embate de ómicron: vacunas, test, mascarillas, distancia, ventilación y refuerzo sanitario.
Los dos tipos de pruebas de COVID-19 – antígeno y PCR – funcionan de formas muy diferentes, por lo cual una es rápida pero menos certera y la otra lenta y precisa.
A pesar del riesgo que seguirá habiendo en torno a la covid-19, es posible que tarde o temprano todos pasemos la infección y que el virus cause un menor perjuicio a nuestra vida cotidiana.
Todo el ruido político, económico y mediático de estos días responde más a una especie de pánico pandémico que a la ciencia. Hay que analizar, comprobar y tener calma para tomar medidas efectivas. Y sobre todo, seguir empeñados en vacunar al mayor número de personas posible.
La respuesta frente a la nueva variante ha de ser reducir al máximo la exposición al virus y aumentar la población inmunizada en todos los países del planeta, limitando las oportunidades de que aparezcan nuevas mutaciones en el virus.
No sabemos todavía si la nueva variante del SARS-CoV-2, denominada Ómicron, es más transmisible, si sustituirá a otras variantes, si es más virulenta, no sabemos cómo afectará a los niños ni si escapará de las vacunas actuales. Sabemos que hay que vigilarla y que la vacunación ha de ser global.
El sistema inmunitario no es como un clavo que se va hundiendo más y más a cada golpe: si no responde a la primera o segunda dosis, lo más seguro es que no responda ni a la tercera ni a la cuarta.
La pandemia produjo una distorsión de las redes de vigilancia de la gripe para pasar a una vigilancia simultánea de todos los virus respiratorios. Estos son los más abundantes.
Miguel Ángel Jiménez Clavero, Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA - CSIC)
El alarmismo creado alrededor de la variante Delta AY4.2 del virus causante de la covid-19 no está justificado. Los datos disponibles indican que no supone tanto riesgo como otras variantes previas.
Dominic Royé, Universidade de Santiago de Compostela; Aurelio Tobias, Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA - CSIC) et Rachel Lowe, London School of Hygiene & Tropical Medicine
El comportamiento de la población y las intervenciones gubernamentales fueron los impulsores más importantes en la reducción de la transmisión del virus durante la primera ola de la pandemia.
Las grandes crisis siempre han afectado a la población. En las guerras por las muertes directas y al descenso de natalidad posterior. En las pandemias, además de la mortalidad, se añaden el posible efecto directo de la enfermedad sobre la fertilidad y el efecto indirecto sobre las decisiones de las parejas a la hora de concebir.
El anuncio de los ensayos clínicos de un antiviral contra la covid-19, el Molnupiravir, ha sido recibido con optimismo. Llamado así en honor al martillo de Thor, la idea es que golpee al coronavirus como lo haría la temible arma del dios del trueno.
¿Deberíamos considerar mantener la recomendación de usar las mascarillas en los espacios cerrados no ventilados, donde no pueda guardarse la distancia social, en las épocas de picos de contagios de la gripe?
Se han identificado varias vías por las que un exceso de tejido adiposo contribuye a agravar la enfermedad y ya se están considerando en el desarrollo de tratamientos.
Desde que los coronavirus empezaron a extenderse por todo el mundo, se ha debatido sobre la eficacia de las mascarillas para prevenir el COVID-19. Un año y medio después, ¿qué pruebas hay?
Todo hace pensar que la pandemia de 1890 no fue causada por un virus de la gripe sino por un coronavirus. Éste se habría quedado con nosotros en la forma del HCoV-OC43, uno de los responsables de los catarros invernales.
Una nueva variante de interés entra en escena. Aunque porta mutaciones interesantes, es pronto para saber si logrará imponerse a delta, la variante dominante que circula en la actualidad.
Para el coronavirus causante de la covid-19 acabaremos siendo un organismo donde la variante adaptada a los humanos contagiará pero sin crear grandes problemas de salud.
Un estudio publicado este verano por los CDC alimentó la idea de que los vacunados contagian igual que los no vacunados. Esto no es exactamente cierto.
Catedrático del área de Biología Celular. Investigador asociado del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo. Investigador en metabolismo, envejecimiento y sistemas inmunológicos y antioxidantes., Universidad Pablo de Olavide
Científica del CSIC. Bioquímica de Sistemas de la división bacteriana. Comunicadora científica, Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB - CSIC)
Catedrático de Genética. Responsable de la Unidad Mixta de Investigación "Infección y Salud Pública" FISABIO-Universitat de València I2SysBio. CIBER Epidemiología y Salud Publica, Fisabio
Bioquímica y bióloga molecular, inmunológa, experta en vacunas y profesora de investigación en Procesos Sanitarios en la Facultad de Educación y en Avances en Enfermedades Infecciosas y terapia antimicrobiana en la Facultad de Ciencias de la Salud, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja