Digitalizar el ámbito universitario es mucho más que trasladar a internet los datos o las clases. Esta oportunidad de transformación necesita una actitud y una cultura abiertas y positivas.
Para lograr la igualdad en la educación en línea no basta con que todos los estudiantes tengan acceso a internet u ordenadores: la brecha digital se agranda cuando analizamos el aprovechamiento.
Usar el humor en clase es positivo y ayuda a una percepción más cercana del profesor y una clase más dinámica. Pero no todo vale, hay que saber cómo, cuándo y cuánto valerse del humor en el aula.
Nuestra encuesta muestra que la mayoría de universitarios prefiere aprender idiomas en persona; también, que casi todos obtienen mejores calificaciones con la evaluación en línea.
Menos del 1% de los docentes universitarios catalanes se consideraba muy preparados para la docencia en línea antes de la pandemia. La curva de aprendizaje ha sido alta, pero aun hay muchas necesidades.
Enseñar en línea, sea a través de vídeos o en persona de manera síncrona, necesita de recursos emocionales y trucos cognitivos para conectar con los alumnos.
Los roles de género y determinadas actitudes discriminatorias pueden surgir a edades muy tempranas. Por este motivo la intervención en la escuela primaria es una oportunidad para la prevención.
Los meses de confinamiento impulsaron el desarrollo digital docente. Todo este conocimiento, acompañado de una formación adecuada, puede plantear un modelo que aproveche al máximo el contexto híbrido.
La educación virtual no es buena ni mala, pero tampoco es neutra. Necesitamos analizar la complejidad de los sistemas educativos y atender a las comunidades educativas locales de manera particular. No todos los entornos están preparados para este gran cambio.
En un estudio reciente, los autores han evaluado la percepción de las familias sobre el impacto del confinamiento y las clases en línea sobre el ánimo y la tranquilidad de niños y niñas.
El aprendizaje en línea no puede consistir en trasladar a la pantalla lo que ocurre en el aula. La enseñanza virtual es un modelo que va más allá y tiene infinitas posibilidades que se están desaprovechando.
La educación ha vivido un año complejo, un año del que no sabemos si logrará recuperarse pronto. Fue azotada por las consecuencias de una pandemia y los alumnos, como si estuvieran en situación de guerra, volvieron a sus casas. Como colofón a estos meses tan convulsos se aprobó la octava ley educativa de la democracia española.
La pandemia ha traído una gran falta de motivación a muchos profesores. Las razones son diversas, pero el hecho de enfrentarse a la enseñanza en línea o la frustración de ver que sus alumnos no aprenden lo suficiente han creado desazón en los docentes.
Melina Furman, Universidad de San Andrés (Argentina)
Estamos ante el fin de la frontera de la educación formal, con oportunidades para aprender casi cualquier cosa que nos propongamos sin movernos del cuarto de estar de nuestra casa.
Los autores reflexionan acerca de la importancia de aprovechar esta situación para mejorar la docencia en la universidad y apostar por una mejor formación para los estudiantes.
Marcos Cánovas, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya
La crisis derivada de la COVID-19 ofrece una oportunidad única para actualizar la docencia universitaria desde la perspectiva digital y pedagógica y para no basar toda la enseñanza en interminables conexiones por Zoom.
La incertidumbre rodea la vuelta a las aulas. Con los contagios de nuevo al alza, muchos centros educativos no podrán reanudar la actividad presencial. De cómo se organice la educación este curso depende el futuro de una generación.
La educación universitaria después de los 50 se ha convertido en una oportunidad laboral para muchas personas. En una sociedad cambiante, reinventarse y reciclarse está siendo imprescindible para continuar en el mercado de trabajo.
Los cambios que se han producido en la educación en estos meses están abriendo posibilidades a nuevas maneras de enseñar y de aprender. Aún es pronto para saber si la escuela cambiará o no, pero lo cierto es que algunas metodologías están dando buenos resultados y podrían ayudar a replantear la enseñanza.
La mayoría de las comunidades autónomas ha llegado a acuerdos con Google o Microsoft para usar sus plataformas educativas. ¿A qué tipo de información tienen acceso? ¿Existen alternativas?
Profesora Titular del Departamento de Didáctica y Organización Escolar. Miembro del Grupo de Investigación de Tecnología Educativa, Universidad de Murcia
Profesor sustituto interino en el Área de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación (Departamento de Educación de la Universidad de Córdoba), Universidad de Córdoba