El conocimiento léxico es uno de los recursos fundamentales en la elaboración de un texto, pero su potencial didáctico para la calidad de la redacción está aún por explorar.
A las tradicionales palabras ‘milenial’ y ‘centenial’ para definir a integrantes de una generación les han salido hermanas: ‘pandemial’, ‘cuarentenial’ y ‘coronial’. ¿De dónde vienen?
A la espera de que la Fundéu elija la palabra del año en español, en inglés ya se ha determinado que algunas de las más relevantes de este 2021 son “vacuna”, “perseverancia” y “NFT”.
El lenguaje está vivo y constantemente aparecen palabras que no hemos escuchado nunca. La mayoría son inventadas y no están fundamentadas en nada que no sea un reflejo de un comportamiento social que a veces hasta es residual.
Los humanos desarrollamos el lenguaje en los primeros años de vida. Si durante ese tiempo los adultos pronuncia frases y palabras ofensivas fuera de contexto, los niños las normalizarán. La educación temprana es fundamental para evitar el lenguaje homófobo.
No es fácil saber cuántas palabras conocemos. La cifra varia con la edad, también con el nivel educativo y con el conocimiento de otras lenguas. Sin embargo, una plataforma científica nos ha permitido saber el número aproximado de palabras que componen nuestro vocabulario.
De origen inglés, no es exactamente casualidad ni chiripa. Es el descubrimiento de algo valioso de manera fortuita, idea nacida en una antigua fábula persa.
A medida que la pandemia ha ido creciendo, lo ha hecho también un vocabulario técnico poco accesible para la mayoría de los ciudadanos de a pie. Sin embargo, varias herramientas de libre acceso están disponibles para que podamos entender la terminología más complicada sobre el virus y sus consecuencias.
Desde que un bebé nace y observa lo que tiene alrededor hasta que comienza a hablar se produce un curioso proceso que va marcado por meses. Sonreír, mirar, señalar o vocalizar acaban sincronizándose al año y medio, cuando ya están preparados para comenzar a hablar.
El objetivo que pretende la asignatura de Lengua en primaria no se corresponde con lo que en realidad se enseña en el aula. Los niños se aburren y no entienden para qué sirve lo que están estudiando. Aquí vemos cómo mejorar la enseñanza de la lengua a partir de lo que nos dice la ciencia.
Nuestra forma de hablar y de expresarnos ha cambiado desde que estamos en pandemia. Hay nuevos objetos que forman parte de lo cotidiano, como la mascarilla o el gel, y un tema de conversación que lo acapara todo de manera casi obsesiva: la pandemia.
Para los niños, una sólida habilidad lingüística está asociada con muchos efectos positivos, incluyendo felicidad, amistades, conexiones con la familia, logros académicos y una carrera satisfactoria.
Acompañar a los niños en el proceso de leer y escribir es fundamental para que en el futuro no pierdan el hábito. El proceso de lectoescritura requiere de un adulto que ejerza de modelo e implica tiempo.
Un 15% de niños con 2 años presenta un retraso en la adquisición del vocabulario. Son los “late talkers”. Con las estrategias adecuadas se puede vigilar su lenguaje antes de que sea tarde.
Aunque podamos pensar que las marcas están encantadas con que su nombre traspase las fronteras del producto que fabrican (como pasa, por ejemplo, con las tiritas), no siempre es así.
Director del Centro de Investigación Nebrija en Cognición (CINC) y Director de la International Chair in Cognitive Health (ICCH) en la Universidad Nebrija, Universidad Nebrija
Profesora adjunta de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, Departamento de Traducción e Interpretación y Comunicación Multilingüe, Universidad Pontificia Comillas
Profesora de Didáctica del Lenguaje y Literatura Infantil y miembro del GRELL (Grupo de Investigación en Educación, Lenguaje y Literatura), Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya
Profesora Docente e Investigadora (PDI) del Departamento de Didáctica de la matemática y de las Ciencias Experimentales de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU). Miembro del Grupo de Investigación EUDIA., Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea