En 2021 las cadenas de suministro globales han estado sometidas a una enorme tensión que no parece que vaya a bajar en el corto plazo. En medio de este caos, las grandes vencedoras están siendo las empresas de transporte marítimo.
El transporte marítimo busca mayor sostenibilidad en términos de emisiones de carbono y contaminación de los mares y, tras la covíd-19, enfrenta una posible relocalización industrial que reconfiguraría su estructura a nivel mundial.
El globalizado capitalismo financiero no tiene un contrapeso político que mantenga el equilibrio. Se ha roto el binomio poder económico-capitalismo industrial/poder político-Estado.