La educación ha vivido un año complejo, un año del que no sabemos si logrará recuperarse pronto. Fue azotada por las consecuencias de una pandemia y los alumnos, como si estuvieran en situación de guerra, volvieron a sus casas. Como colofón a estos meses tan convulsos se aprobó la octava ley educativa de la democracia española.
A lo largo de 2020 hemos seguido contando sus historias, desvelando nombres acallados a lo largo de los años, tratando de darles el lugar que merecen y poniendo en evidencia a sus grandes enemigos en la pandemia. Un año más, las mujeres han ocupado un lugar imprescindible en nuestros titulares.
El cambio climático, la contaminación, la gestión de los recursos naturales y el impacto de las actividades humanas en la naturaleza han continuado como mar de fondo durante este 2020 pandémico.
Rigor científico, claridad, precisión, contexto y análisis han presidido la intención divulgadora en el ámbito de la ciencia y la salud en este 2020 en que un virus ha puesto contra la cuerdas a la humanidad entera.
Nuevas palabras, plagas antiquísimas, refranes que duran para siempre, algoritmos para mirar cuadros del siglo XV, pasado esclavista y cuadros sexistas. En 2020 no solo hemos pensado en la COVID-19.
Busquemos lecciones positivas en la pandemia: la filosofía nos ayuda a salir del catastrofismo; la ética, a entender lo que deberíamos hacer y no hacemos. Resistirse al desprecio de la verdad y al avance de la soledad.