La pandemia y el confinamiento nos han hecho replantearnos el funcionamiento de nuestras ciudades. Más allá de las necesarias transformaciones estructurales, aún existen obstáculos que impiden poner en marcha las reformas que parecían más fácilmente realizables.
La inversión en energía renovable y la promoción de vehículos eléctricos no son suficientes para limitar el calentamiento global. Necesitamos un cambio socioeconómico que no podemos demorar más.
Si queremos alcanzar una movilidad eficiente y sostenible, debemos desarrollar procesos de reutilización y reciclado de baterías para evitar la creciente acumulación de residuos tecnológicos.
La falta de cargadores, su limitada autonomía y la escasa rentabilidad de los servicios de 'car sharing' en las ciudades pequeñas lastran la implantación definitiva de la movilidad eléctrica.
Las baterías de plomo, utilizadas en los primeros coches eléctricos, son demasiado pesadas: la ligereza del combustible derivado del petróleo lo convirtió en la opción prioritaria durante el siglo XX.
Los programas electorales de los distintos partidos para las autonómicas y municipales plantean medidas relacionadas con el vehículo eléctrico, los coches de combustión y la movilidad ciclista.
Los vehículos impulsados por energías más limpias sustituirán a los actuales, pero sus componentes también deben ser reutilizados si queremos que sean sostenibles.
No es sólo el motor gasolina, diésel o eléctrico lo que mide la contaminación de nuestro coche. El tipo de combustión del carburante, la abrasión de las ruedas y los frenos, incluso la manera de conducir influyen en la emisión de partículas finas a nuestra atmósfera.
Gobiernos y ciudades apuestan cada vez más por la llamada movilidad limpia. Sin embargo, no debemos olvidar los impactos sociales y medioambientales de estas nuevas tecnologías.
Profesora del Departamento de Construcción y Tecnología Arquitectónicas de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
Profesora del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática y miembro del Grupo de Investigación en Energía, Economía y Dinámica de Sistemas, Universidad de Valladolid