El proceso científico que se lleva a cabo antes de lanzar un nuevo tratamiento debe ofrecer unas garantías muy estrictas en todo lo referente a la salud de los futuros pacientes. Pero, simultáneamente, acelerarlo puede salvar vidas.
Nuestra edad, sexo, situación médica y otras condiciones personales pueden determinar la eficacia y la seguridad de los fármacos que recibimos. Tener en cuenta quién es el paciente mejora el beneficio terapéutico.
El anuncio de los ensayos clínicos de un antiviral contra la covid-19, el Molnupiravir, ha sido recibido con optimismo. Llamado así en honor al martillo de Thor, la idea es que golpee al coronavirus como lo haría la temible arma del dios del trueno.
Todavía hay quienes tienen dudas sobre la vacuna contra la covid-19, la principal herramienta para frenar la pandemia. Veamos cómo responder a sus dudas.
La vacunación contra la COVID-19 tiene el potencial de disminuir drásticamente la gravedad de la enfermedad. Pero eso no significa que haya que dejar de pelear por conseguir medicamentos para tratar la enfermedad una vez que hemos sido infectados.
El proceso de creación de nuevos fármacos es complejo, costoso y, sobre todo, extenso. La inteligencia artificial podría ayudar a descubrirlos más rápido y evitar sus efectos secundarios.
Una vez aprobados, los fármacos pueden producir reacciones adversas. Entre otras cosas porque las condiciones reales en las que se va a usar un fármaco son distintas de las condiciones controladas en las que se ha llevado a cabo el ensayo clínico.
En Europa y EEUU ya se han aprobado cuatro vacunas. ¿Cómo son? ¿Hay alguna mejor que otra? Compararlas es dificil porque los ensayos se han llevado a cabo en diferentes países, con diferentes rangos de edades y en distintos momentos de la pandemia.
Vacunación en Vinaròs, Comunidad Valenciana.
Shutterstock / Pau Peset
Cuando las células del sistema inmunitario reconocen el antígeno por primera vez, la respuesta es lenta e ineficiente. La segunda vez, se generan células de memoria y la respuestas es eficaz. Por eso se vacuna en dos dosis.
La vacuna ideal debería ser efectiva con 1 o 2 dosis, proteger a los grupos de riesgo, reducir la transmisión comunitaria, generar inmunidad duradera y ser susceptible de producirse a gran escala en poco tiempo.
Algunos investigadores de instituciones de prestigio están realizando y testando en sus propias carnes pruebas de vacunas “caseras”. O instando a que las creen y prueben los ciudadanos de a pie. Con el peligro que supone.
Parte del éxito en nuestra respuesta a la COVID-19 se lo debemos a la Medicina Traslacional, que es la que potencia que la investigación básica genere conocimiento y soluciones aplicables a la clínica.
Permitir que se infectan deliberadamente a humanos con COVID-19 podría acelerar el proceso de los ensayos clínicos.
AP Photo/Ted S. Warren
Ofer Raban, University of Oregon and Yuval Dor, Hebrew University of Jerusalem
Los ensayos de exposición en humanos conllevan riesgos importantes para los voluntarios, pero también podrían generar importantes beneficios para la humanidad: una vacuna para el coronavirus.
La suspensión temporal de las pruebas clínicas de la vacuna contra la COVID-19 que desarrollan la Universidad de Oxford y la farmacéutica británica AstraZeneca ha derivado en convulsión mundial. Pero, ¿es para tanto? No, de hecho es una buena noticia.
Acortar los tiempos para crear una vacuna frente a SARS-CoV-2, un virus que supone un gran desafío mundial, es posible. Pero siempre dentro de unos límites que no afecten a su eficacia y seguridad.
Poco a poco vamos descubriendo qué medicamentos y tratamientos son efectivos contra el nuevo coronavirus.
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La medicina está evolucionando rápidamente a medida que comprendemos mejor cómo actúa el virus SARS-CoV-2. Ya se están probando decenas de drogas que puedan ayudar a los pacientes con COVID-19.
Científica del CSIC. Bioquímica de Sistemas de la división bacteriana. Comunicadora científica, Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB - CSIC)
Bioquímica y bióloga molecular, inmunológa, experta en vacunas y profesora de investigación en Procesos Sanitarios en la Facultad de Educación y en Avances en Enfermedades Infecciosas y terapia antimicrobiana en la Facultad de Ciencias de la Salud, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja
Profesora del Departamento de Farmacología y Toxicología y Coordinadora del Máster en Investigación en Medicina Traslacional, Universidad Complutense de Madrid