Las sagas de Tolkien, George R. R. Martin y Robert Jordan representan pasados, presentes y potenciales desastres ecológicos en mundos de ficción que provocan reflexiones en sus lectores (y espectadores).
Los fans de las series actúan como agentes sociales activos que utilizan su derecho de expresión y de participación para proponer mejoras en los productos culturales que consumen.
Aunque no todas las ficciones son pesimistas o presentan un mundo desagradable, parece que la audiencia disfruta viendo mundos en los que resulta poco apetecible vivir. Tal vez porque consuela comprobar que el nuestro no es tan malo.
La gran cantidad de dopamina que se libera viendo porno hace que no sea difícil caer en la adicción. Hay jóvenes que, además, siguen las prácticas sexuales al pie de la letra con sus parejas con resultados indeseados.
Si bien se ha estudiado mucho el “viaje del héroe”, su equivalente femenino es más complicado de definir. Las mujeres del gran éxito de la televisión ofrecen diferentes opciones.