Un reciente estudio ha cuantificado los depósitos de microplásticos que precipitan sobre algunas ciudades españolas. Su presencia era mayor en las urbes más densamente pobladas o con alta actividad industrial, como Madrid, Barcelona y Vigo.
Alrededor del 31% de las muertes cardiovasculares a nivel mundial podrían evitarse si se redujera el impacto de la contaminación ambiental. ¿Por qué no hacemos nada?
Vanesa Perez, Universidad Internacional de Valencia
Cada vez hay más indicios de que el aire contaminado afecta a la capacidad de razonamiento, la atención, la memoria… Incluso puede reducir el tamaño del ciertas áreas del cerebro y desencadenar ictus.
Los niños tienen un sistema inmune inmaduro que responde peor a las infecciones. Además de que sus vías aéreas, al ser más pequeñas, se obstruyen más fácilmente por la inflamación y la acumulación de moco.
En las hojas se depositan las partículas y metales pesados suspendidos en el aire. Analizándolas, es posible detectar la presencia de ciertos químicos y relacionarla con sus fuentes de emisión.
Xavier Querol Carceller, Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA - CSIC)
Es necesario un cambio en el transporte metropolitano, con un transvase del vehículo privado al transporte público. Las administraciones tienen que hacer un esfuerzo en este sentido, y los ciudadanos hemos de aceptar que nuestros hábitos han de modificarse para ayudar a resolver este problema de salud pública.
A pesar del frío del invierno, continuar ventilando cada día las diferentes estancias del hogar es fundamental para evitar la contaminación del aire y enfermedades derivadas.
Además de lava, la erupción emite gases como dióxido de azufre y sulfuro de hidrógeno y partículas que pueden provocar problemas respiratorios y afectar a la calidad del aire y las aguas.
El uso de la mascarilla nos lleva a preguntarnos si, además de disminuir los contagios de covid-19, reduciría el impacto de la contaminación en la salud, pero los estudios niegan esta posibilidad.
Que en grandes urbes como Madrid y Barcelona, con una calidad del aire bastante mala, la salud de la población se resienta parece lógico. De lo que se sabe poco es de lo que sucede en regiones con baja densidad de población
La polución atmosférica causa anualmente la muerte prematura de más de cuatro millones de personas en el mundo. Los contaminantes afectan al aparato respiratorio y pueden ser cancerígenos.
La capital del país nació en un lago, el cual después fue secado, y sus ríos, entubados. Esto, a pesar de haber ocurrido hace bastantes años, representa graves problemas para las personas.
¿Cómo se tomarán jabalíes, pavos reales, osos, corzos, patos e incluso cabras que volvamos a invadir las calles que ellos habían conquistado durante el confinamiento?
La mala calidad del aire es perjudicial para la salud, pero debemos tener cuidado con las correlaciones simplistas entre la contaminación y la incidencia de COVID-19.
Las ciudades podrían y deberían tomar medidas para convertirse en ciudades neutras de carbono, más habitables y más saludables al cambiar sus dinámicas de planificación urbana y de transporte.
La reducción de la contaminación y de los accidentes de tráfico son datos positivos, pero faltan alternativas para permitir la actividad física al aire libre minimizando el riesgo de contagio. El coche debería ceder sus espacios a la bicicleta y al peatón.
Cuestiones como el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad están relacionadas con la situación de crisis que vivimos. Tengámoslas en cuenta.
Las soluciones parciales no resuelven el problema de la contaminación, cuyos efectos nocivos para salud han sido demostrados por numerosos estudios científicos.
Profesor e investigador en el Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Ambientales, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
Investigadora del proyecto "Comunicación Científica y Divulgación en la Transferencia del Conocimiento en la Universidad", Universidad Complutense de Madrid