Los factores hereditarios, la aparición de trastornos mentales y las experiencias traumáticas durante la infancia o la adolescencia hacen que la descendencia de personas con alcoholismo sea más proclive a desarrollar problemas de adicción.
Durante la preadolescencia, el cerebro no solo crece en tamaño, sino que también reorganiza sus conexiones neuronales. Si en ese momento crítico sufrimos una depresión, puede generarnos problemas de salud mental serios en la vida adulta.
Mentimos continuamente, y es posible que ni siquiera sepamos que lo hacemos tanto. Los estudios del cerebro humano explican cómo el cerebro no busca la verdad y justifica sus actos por encima de todo.
Frágil y maleable, muestra memoria es capaz de montar falsas “películas” que pasan por recuerdos reales. Y lo que es peor: también pueden implantárnoslos.
¿Se están volviendo nuestras mentes perezosas por exceso de estimulación? Entrenarnos en la gratificación a largo plazo nos puede ayudar a la salud cognitiva.
Gracias a esta técnica de cirugía cerebral, el paciente puede interactuar y responder preguntas en el transcurso de la operación. El objetivo es minimizar los daños en zonas críticas del cerebro, pero también sirve como herramienta de investigación neurocientífica.
Las drogas son capaces de manipular los mecanismos cerebrales de la memoria para que buscarlas y consumirlas se conviertan en el objetivo prioritario del drogadicto. Ocurre así.
Aunque emociones como el miedo y la ansiedad se originan en el cerebro, al final recorren el cuerpo y hacen que el corazón se acelere y el estómago se retuerza.
Diversos experimentos han demostrado que nacemos con nociones precoces sobre física y matemáticas, además de con la capacidad de reconocer rostros y voces.
Un reciente estudio con bebés ratifica que entre las muchas virtudes de la música está la de aliviar el dolor físico, aunque su efecto sea limitado y haga falta más investigación para calibrar su verdadero potencial.
¿A quién no se le han movido los pies al ritmo de cierta música? El impulso de bailar está firmemente programado en nuestro cerebro y podría ayudarnos a socializar, a regular el estado de ánimo, a expresar nuestra sexualidad…
Una de las partes más sensibles a las altas temperaturas es el cerebro, pero el verano también trae muchos beneficios para nuestro órgano pensante de la mano de la serotonina y la vitamina D… y el mar.
A elevadas altitudes, el cuerpo humano se expone a cambios de presión atmosférica y déficit de oxígeno, lo que puede producir mareos, pitidos en los oídos y otros síntomas. Las sistemas de presurización de los aviones minimizan estas molestias.
El sentido del olfato se conecta directamente con áreas cerebrales vinculadas a la memoria y las emociones. Por eso algunos olores sacan a la luz recuerdos y sentimientos que creíamos olvidados.
Gracias a la extraordinaria capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse a las circunstancias, la pérdida de visión se compensa con una reorganización funcional. Así, las neuronas que manejaban información visual ahora pueden servir para otros fines.
Dormir es una actividad vital para asentar la memoria, regular las emociones y reparar las células dañadas. Si no descansamos lo suficiente, tendremos más posibilidades de sufrir, por ejemplo, párkinson o alzhéimer.
Doctor en Psicología Clínica. Director del Máster en Gerontología y Atención Centrada en la Persona (Universidad Internacional de Valencia), Universidad Internacional de Valencia
Profesora del Departamento Psicología/ Psicología Básica. Grupo de investigación HUM-891 Investigación en Neurociencia Cognitiva, Universidad de Almería
Catedrático del área de Biología Celular. Investigador asociado del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo. Investigador en metabolismo, envejecimiento y sistemas inmunológicos y antioxidantes., Universidad Pablo de Olavide
Profesor e investigador de la Sección de Genética Biomédica, Evolutiva y del Desarrollo. Director de la Cátedra de Neuroeducación UB-EDU1st, Universitat de Barcelona