Los desechos electrónicos que los países desarrollados envían a vertederos en África producen contaminación por metales pesados que retorna a sus productores a través del pescado.
Una vez alcanzan el fin de su actividad, que suele durar entre 25 y 30 años, los paneles fotovoltaicos deden reciclarse, pero el proceso no es sencillo y no existen aún incentivos suficientes.
La obtención de materias primas para la fabricación de dispositivos tecnológicos, su uso y posterior desecho tienen un grave impacto medioambiental y humano que debemos considerar.
Ethel Eljarrat, Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA - CSIC)
Gran parte de los residuos electrónicos se envían a países en vías de desarrollo para recuperar componentes y ser reciclados. Su gestión inadecuada supone riesgos para la salud y el medioambiente.
Los residuos sólidos urbanos y los electrónicos pueden aprovecharse para extraer elementos escasos en la corteza terrestre como el indio, el oro y el wolframio y para producir energía.
Tras la Estrategia 2020 por una economía “inteligente, verde e incluyente”, la UE presenta el Plan para la economía circular para informar mejor al consumidor y hacer más sostenibles los productos.
Los consumidores se encuentran prácticamente indefensos ante una modalidad de fraude que afecta negativamente a los recursos naturales, el cambio climático y el empleo.
El 76% de los residuos eléctricos y electrónicos mundiales acaban en países sin normativa o con una regulación laxa sobre estos contaminantes desechos.