¿Cuáles son los de estas aplicaciones que nos permiten saber en todo momento dónde están los menores a nuestro cargo? ¿Puede hacer pensar a los adolescentes que sus padres no se fían de ellos y socavar la confianza?
Los datos geolocalizados permiten hacer mapas inteligentes de una ciudad. Nos indicarán las mejores rutas según diferentes criterios, como el medio de transporte que usemos o la iluminación de las calles.
Es importante no confundir que nuestra pareja nos geolocalice a través del móvil o nos pida todas las contraseñas de nuestras redes sociales con una muestra de amor. Se trata de una forma de acoso y control entre parejas jóvenes y adolescentes que suele ser el preámbulo de problemas de relación más graves aún.
Aunque las ‘apps’ de rastreo, como la que ya se está probando en España, pueden ayudar a detectar posibles brotes, tienen algunos puntos flacos y, como toda tecnología, pueden fallar.
Es una buena oportunidad para que el sector público y privado hagan un esfuerzo creando bases de datos abiertas. La falta de datos y análisis genera políticas incorrectas.
Las tecnologías basadas en pruebas de conocimiento cero permiten ceder ciertos atributos de los datos, sin revelar toda la información. Por eso respetan la privacidad.
La participación de la ciudadanía y la precisión de la localización son dos factores importantes que limitan la implantación de tecnologías para monitorizar a la población con datos móviles.
Las medidas como las denominadas “Arcas de Noé” de carácter voluntario planteadas para evitar el repunte de contagios, así como la posible geolocalización con la finalidad de controlar posibles zonas calientes de contagios, son perfectamente adecuadas a la normativa vigente sobre protección de datos.
El régimen argelino ejerce un control absoluto sobre las tecnologías de la información y su libre flujo, una violación directa al artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Utilizar tecnologías relacionadas con la movilidad y la geolocalización es tan sencillo que podríamos estar perdiendo incentivos para emplear nuestras capacidades cognitivas.
Profesora del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, Facultad de Educación de Bilbao, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea