La generación de energía a partir de la combustión de biomasa forestal a escala industrial a menudo se apoya con argumentos y supuestos beneficios que no siempre están refrendados por la evidencia científica.
La falta de aceptación social está a menudo relacionada con que las personas perciben que no se distribuyen equitativamente los beneficios y los costes del proyecto entre las entidades desarrolladoras y la comunidad donde se lleva a cabo.
Dos mujeres recogen nopal en el estado mexicano de Morelos.
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La brecha de género también existe en el campo: las mujeres ganan menos, realizan trabajos más duros y pocas veces son las dueñas de la tierra. Pero algo está cambiando, al menos en América Latina.
La propiedad y el control local de los proyectos puede facilitar su aceptación y maximizar los beneficios locales, generando riqueza en entornos tradicionalmente empobrecidos.