El silencio ante la conducta suicida para evitar el efecto contagio también tiene efectos perniciosos. Hay que abogar por una comunicación respetuosa, responsable y alejada del amarillismo.
En el Día Mundial del Refugiado recordamos que, para muchas personas, el desplazamiento forzado de sus lugares de origen no es un fenómeno temporal sino prolongado. Atender su salud mental debería ser una prioridad.
Este miedo irracional puede llevar a la evitación de cualquier situación que implique relacionarse con los demás o someterse a su juicio. Existen terapias y pautas de comportamiento para atenuarlo o atajarlo.
La adaptación al medio y la lucha por la superviviencia explican nuestra competitividad pero, como ya demostró Darwin, los humanos necesitamos la cooperación para sobrevivir y avanzar.
Un discurso silencioso, en forma de diálogo o pensamientos verbales, acompaña a nuestros procesos mentales cotidianos. Pero no todo el mundo cuenta con esa voz interior, o la tiene en sordina. ¿Cómo puede afectarles?
Las tasas de suicidio en adultos mayores son alarmantes y, a menudo, ignoradas. Factores como la soledad y la depresión agravan el riesgo, por lo que resulta crucial poner en marcha estrategias que mejoren su bienestar.
La investigación iniciada del pasado 16 de mayo apunta a prácticas que favorecen, al menos, conductas problemáticas con las redes sociales entre los usuarios más jóvenes.
A menudo, los jóvenes universitarios se sienten sobrepasados, lo que puede pasar factura a su salud mental. La autora explica cómo se puede ayudar para que los afectados vuelvan a ser dueños de sus emociones y afronten con serenidad los retos del día a día.
El interés de esta tecnología va más allá de los videojuegos. En el campo de la investigación psicológica sirve para estudiar interacciones sociales e incluso tratar algunos trastornos clínicos.
La desconexión de las personas mayores a las nuevas tecnologías es causa de exclusión y aislamiento. Aquí se proponen unas pautas para revertir la situación.
Algunas investigaciones apuntan a que, más que el sexo biológico, son los estereotipos de género los que pueden marcar diferencias en la sensación y el afrontamiento del dolor.
Los experimentos con ratas sugieren que un tipo de aprendizaje (llamado “procedimiento de consecuencias diferenciales”) ayuda a que las personas mayores no olviden qué medicación deben tomar y cuándo deben hacerlo.
La sociedad actual promueve la búsqueda de aprobación y validación hasta extremos insanos, pero solo nos enfrentamos a un trastorno cuando ese rasgo de personalidad produce disfunciones personales y emocionales.
Todos mentimos varias veces al día. Entonces, ¿por qué nos produce tanto rechazo? A través de este artículo descubriremos que mentimos, entre otros motivos, porque no podemos evitarlo.
Profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de Valencia - Codirectora de la Cátedra VIU-NED de Neurociencia global y cambio social - Miembro del Grupo de Investigación Psicología y Calidad de vida (PsiCal), Universidad Internacional de Valencia
Doctor en Psicología Clínica. Director del Máster en Gerontología y Atención Centrada en la Persona (Universidad Internacional de Valencia), Universidad Internacional de Valencia
Dra. en Psicología aplicada al ámbito Clínico y de la Salud. Directora del Centro de Psicología RNCR y PDI en la Universidad Internacional de Valencia, Universidad Internacional de Valencia