En las hojas se depositan las partículas y metales pesados suspendidos en el aire. Analizándolas, es posible detectar la presencia de ciertos químicos y relacionarla con sus fuentes de emisión.
Si el vehículo de delante circula ya cerca de la máxima velocidad permitida, no se podrá superar ese límite para adelantarlo, lo cual hará que el tiempo requerido para adelantar sea mayor y que muchas de las señales de adelantamiento actuales supongan un peligro.
Tráfico “inducido” o “suprimido”, un fenómeno ampliamente documentado que refleja la adaptabilidad de los usuarios, no está incluido en los modelos de tráfico.
Los coches inteligentes permitirán establecer un modelo de transporte compartido más barato que el taxi que previsiblemente disminuirá el número de vehículos en las carreteras.
La pandemia y los estragos de Filomena han puesto en valor el espacio para los peatones en las calles. Los autores reflexionan sobre la necesidad de rediseñar las vías y quitar protagonismo al coche.
Factores como las variaciones en la velocidad son más importantes para la contaminación ambiental y el consumo de carburante que las velocidades medias de circulación.
Los vehículos antiguos más contaminantes contribuyen al cambio climático y a la mala calidad del aire. Su exportación a terceros países, una práctica muy común, no soluciona el problema.
El debate ético sobre los coches sin conductor es a menudo ‘injusto’. La solución pasa por que las máquinas superen las mismas pruebas que los seres humanos.
Los conductores novatos son incapaces de pensar en nada que no sea conducir. En cambio, una vez habituados, la conducción se automatiza y la mente se relaja. Es entonces cuando surge el peligro de la somnolencia.
Emociones o pensamientos pueden llevar a los conductores humanos a incumplir las normas de circulación. Pero los sistemas electrónicos y automatizados siempre siguen las reglas.
Las smart cities pueden desarrollar una serie de tecnologías para resolver los problemas derivados de una alta concentración de población en las ciudades, como el tráfico.
Aún es pronto para valorar la incidencia de esta medida en los niveles de contaminación, pero los aledaños de Madrid Central han visto cómo ha aumentado la intensidad del tráfico.
La cultura de la movilidad pasa por considerar el derecho a poder moverse por la ciudad de forma adecuada al ciudadano y a su realidad. ¿Hará eso posible el proyecto de ‘Madrid Central’?
Profesor del Departamento de Ingeniería e investigador del Instituto de Smart Cities de la Universidad Pública de Navarra., Universidad Pública de Navarra