La Tierra cambia constantemente de forma natural, pero la mayoría de esos cambios son muy lentos. Los humanos están acelerando otros cambios con el calentamiento global.
El último informe sobre la ciencia del clima llega tras las olas de calor, los incendios forestales, las inundaciones y las tormentas. Ayudará a los responsables políticos a actuar para frenar las emisiones y adaptarnos al cambio climático.
Las llamas vuelven a devorar millones de hectáreas en distintas zonas del planeta. Factores como la atmósfera desecante, las olas de calor y la simultaneidad de focos hacen imposible la extinción.
Conseguir la implicación de la sociedad pasa por la búsqueda de experiencias sensoriales más allá del conocimiento racional del cambio climático. Repetir los mismos datos no basta.
La carne no es el origen de la proteína en la dieta mediterránea, un patrón del que tenemos un concepto equivocado y, sobre todo, excesivamente plástico.
Urge intervenir en el entorno natural para poner freno a los grandes fuegos que se multiplican exponencialmente por el planeta. Así lo expone la autora, especialista en gestión de los recursos naturales y miembro del Comité Español del Programa Hombre y Biosfera de la UNESCO.
Los cerdos salvajes están en todos los continentes, excepto en la Antártida. Calculamos que remueven la misma cantidad de suelo que la superficie de Taiwán, liberando gases de efecto invernadero.
El problema de las inundaciones es la falta de aceptación de la incertidumbre. Por lo general no se tienen preparados protocolos para estos casos, como tampoco para las olas de calor o los incendios.
Los terrenos que tienen plantas sin flores presentan una temperatura hasta 1,2ºC mayor que aquellos que están florecidos. Esto apoya la idea de que las flores reflejan luz del sol al espacio.
¿Reduciría su consumo actual de carne y lácteos? Existen motivos éticos, ambientales y de salud para hacerlo. Los españoles, sin embargo, comemos más carne que nunca.
Emiliano Bruner, Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y Fernando Valladares, Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC)
La especie humana vive anclada en comportamientos juveniles que la hacen susceptible al miedo, pero también a la imprudencia. Estos rasgos evolutivos podrían explicar su inacción ante el cambio climático.
Como ya han hecho otros países, España ha iniciado el camino para formar un órgano para reforzar el diálogo y la participación ciudadana en materia de cambio climático.
El calentamiento de las regiones polares del hemisferio norte ha producido cambios en las corrientes de aire globales que determinan el tiempo meteorológico.
Las cinco extinciones masivas producidas a lo largo de la historia del planeta están relacionadas con grandes erupciones. Las cenizas expulsadas causaron un enfriamiento global del planeta.
Además de la implantación de las renovables, las tecnologías de captura de CO₂ son un factor fundamental para la transformación energética. La basada en el uso de caliza es especialmente sostenible.
La mayor frecuencia de este fenómeno es un signo de que la Antártida podría estar aproximándose a un punto de inflexión por efecto del calentamiento antropogénico.
En el futuro, los patrones de producción, distribución y consumo serán cada vez más sostenibles. Todo apunta a ello, pese a los grandes retos que hay que enfrentar aún y los desiguales ritmos de cambio entre los países.
Profesor vinculado "ad honorem". Grupo de investigación 'Ciencia, Vida y Sociedad'. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)
Investigador Científico. Grupo de investigación 'Ciencia, vida y sociedad'. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)
Profesor e investigador en el Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Ambientales, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)