Los atentados de 2001 reavivaron un género de suspense político abandonado. Entre 2005 y 2011, decenas de títulos exploran las tripas del poder en EE. UU.
El golpe de Estados Unidos contra Ayman al-Zawahri deja el futuro de Al Qaeda en una encrucijada mientras el movimiento terrorista busca un nuevo líder.
A pesar de la gravedad de los atentados del 11-S, sus consecuencias económicas no fueron tan intensas como las de la crisis de 2008-2009 o las de la pandemia.
Estos veinte años empiezan y terminan en las Torres Gemelas. Allí despertamos del sueño de una gobernanza global y la expansión constante de las libertades y economía de mercado. El mundo, la globalización y los derechos humanos ya no son lo que eran.
Dos décadas después de los atentados del 11-S el mundo ha cambiado, y EE UU lo ha hecho de manera notable. Ahora mira mucho más hacia dentro que entonces y muchos de sus aliados pueden ver en esto una actitud internacional insolidaria.
El terror de los ciudadanos tras los atentados del 11-S facilitó su complacencia hacia las violaciones de derechos por parte de sus países. Forzados a decidir entre libertad o seguridad, consintieron la cesión de derechos fundamentales propios y ajenos en aras de sentirse seguros. Y el abuso se normalizó.
La guerra de Afganistán, al igual que muchas otras guerras anteriores, comenzó con evaluaciones optimistas de una victoria rápida. Dos décadas después, seguimos pagando la factura.
En estos días nuestro estado de ánimo fluctúa entre el optimismo y el pesimismo con todos sus matices. Tras el atentado del 11-S, las personas sentían una mezcla de emociones relacionadas con la rabia y la tristeza, pero también con la gratitud y el amor hacia familiares. Así salieron de ello.
En EEUU es frecuente toparse con ciudadanos que hacen pública ostentación de su disgusto a propósito de su país (gobierno). De él critican las mismas cosas que dichas por un extranjero le convierten en antiamericano.
Los atentados del 11-S propiciaron que en los aeropuertos prevalecieran la seguridad, la prisas y el miedo. Los que se construyen en la actualidad prometen ser lugares felices, las ágoras del siglo XXI.
Profesor Titular de Universidad. Psicología Evolutiva y de la Educación. Director del Instit. Univers. Mixto de Investigac. de Educación y Desarrollo Daisaku Ikeda (IEDDAI), Universidad de Alcalá
Profesora contratada doctora en Derecho Internacional Público. Vicedecana de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, Universidad Loyola Andalucía