Biden es un hombre testarudo, pero si fuera capaz de nombrar a un sucesor podría salvar una parte importante de su reputación. Solo su mujer Jill Biden podría convencerle de que dé un paso atrás.
Ni siquiera ha dejado a los científicos indiferentes. Donald Trump ha generado tanta evidencia para psicólogos y sociólogos a través de su comportamiento, que han tenido una gran producción desde que se puso a los mandos del Gobierno de EE. UU.
Ni el ‘impeachment’ ni la enmienda XXV (por incapacidad mental o física del presidente) parecen opciones viables para destituir a Trump antes del fin natural de su mandato el 20 de enero.
Senior Associate Fellow on the Middle East at RUSI; Associate Professor in Politics & International Relations; Deputy Director of the Centre on US Politics, UCL