Albert Toledo Oms, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya
A falta de desarrollo de la norma que reduciría la jornada laboral hasta las 37,5 horas semanales en 2025 en caso de que PSOE-Sumar alcancen la investidura, no queda claro cómo esta medida general afectará a las partes implicadas.
Para conseguir el bienestar de las personas trabajadoras, no es suficiente con que se respeten los tiempos de trabajo y de descanso. Hace falta también dotar de flexibilidad a la jornada laboral.
Albert Miró, UOC - Universitat Oberta de Catalunya and Soraya Oronoz, Universidad Rey Juan Carlos
Ni jornadas maratonianas ni largas listas de tareas: priorizar, delegar, saber decir que no, y dedicar tiempo a la gestión del tiempo nos quita estrés y nos ayuda a equilibrar trabajo y vida personal.
El teletrabajo requiere de una buena gestión del tiempo para poder sacarle el máximo partido: el empleado gana bienestar personal y la organización una mayor productividad.
Aunque a lo largo del tiempo la jornada laboral ha ido reduciendo su duración, y parece que esa tendencia se mantendrá en el futuro, faltan datos para saber si el mercado laboral está listo para la jornada de cuatro días.
La polémica continúa, y hay argumentos a favor y en contra de ambas jornadas. Las investigaciones cuantitativas y cualitativas de los autores arrojan datos concretos.
Uno de los objetivos de la reforma laboral recién aprobada es reducir la exacerbada y endémica temporalidad que caracteriza al mercado laboral español.
La propuesta de reducir la semana laboral a 32 o 35 horas entra en conflicto con la legislación vigente en aquellos casos en los que empresa y trabajadores no sean capaces de llegar a un acuerdo.
Nuestro modelo social europeo requiere que la robotización se adecue a nuestros objetivos de una sociedad más ética y justa, y que se aleje de las viejas prácticas de explotación y de desigualdad.
El trabajo, además de productor de riqueza, es un imperativo moral, al que se añade otra imposición de nuestro tiempo: el crecimiento económico constante. Quizás ha llegado la hora de cambiar de paradigma económico.
Trabajar desde casa se ha convertido en una circunstancia común tras el inicio de la pandemia. Sin embargo, a pesar de las ventajas que supone, el teletrabajo puede facilitar que se desarrolle adicción al trabajo
La covid-19 y el confinamiento han cuestionado cinco paradigmas: horario y duración, lugar desde el que se trabaja, forma de liderar, la vida laboral en una sola empresa, y el trabajo como desarrollo profesional y personal.
Tras el teletrabajo urgente surgido de la pandemia, se debe fijar la forma de teletrabajo que quieren (y necesitan) empresas y trabajadores, y qué aspectos debe abordar una futura Ley del Teletrabajo.
Tendrá que plantearse la adecuación de una jornada irregular previamente comunicada a los trabajadores, respetando los periodos de descanso legal, sin superar la jornada máxima anual que por convenio colectivo esté establecida en la empresa.
El estado de alarma ha paralizado casi por completo la actividad económica, lo que ha obligado al Gobierno a flexibilizar las condiciones de los ERTE, en un intento de proteger el empleo.
La cultura laboral japonesa impone jornadas excesivas, poco descanso, nulas vacaciones, que no incrementan la productividad y que convierte los suicidios y muertes laborales en algo cotidiano.
Queremos ser un país que destaque en material laboral con respecto a otros países nórdicos de la UE, pero somos débiles en flexibilidad laboral. Legalizar el fichaje la disminuirá aún más.
Director del Master in Talent Management de Advantere School of Management / Profesor asociado de la Facultad de Ciencias Economicas y Empresariales, Universidad Pontificia Comillas