Pegasus no es la única aplicación con capacidad para espiarnos. En nuestro día a día somos vigilados constantemente y proporcionamos nuestro permiso de manera totalmente voluntaria.
Vivimos en una sociedad digitalizada y, aunque no somos conscientes de ello, la seguridad de nuestras relaciones sociales y económicas se encuentra amenazada por la ciberdelincuencia.
La mercantilización de la información genera la sobreinformación y ya resulta imposible distinguir la frontera entre realidad y propaganda, hechos factuales y manipulación de la realidad.