Más allá de la necesidad básica de alojamiento, ser una persona sin hogar afecta directamente a la salud. En concreto, carecer de una vivienda duplica el riesgo de morir de cáncer.
Están expuestos a un gran estrés, resultado de las situaciones de incertidumbre y peligro que tienen que vivir en primera persona a diario. En este artículo se plantean algunas estrategias para ayudar a estos trabajadores a lidiar de la mejor manera con esta situación.
Los servicios sociales son el cuarto pilar del estado de bienestar. Entre las políticas centralistas, que garantizan universalidad, y las federalistas, que favorecen la innovación y el reparto de poder, existe una opción intermedia.
El no paternalismo es el comportamiento ético por excelencia, que consiste en velar por el bienestar de la persona usuaria teniendo en cuenta su decisión autónoma.
Trabajadora Social. Investigadora en Fundación para la Investigación e Innovación Biosanitaria en Atención Primaria (FIIBAP). Profesora de Grado y Máster en la Facultad de Trabajo Social, Universidad Complutense de Madrid
Médico de familia e investigador senior en Fundación para la Investigación e Innovación Biosanitaria en Atención Primaria (FIIBAP). Director del Máster en Salud Escolar y docente en Facultad de Salud, Universidad Camilo José Cela