Un dólar débil favorecerá las exportaciones de EE.UU., lo que tenderá a reducir el desequilibrio comercial estadounidense. Algo muy necesario para la economía norteamericana.
Un euro fuerte aleja el riesgo de inflación pero esconde peligrosas trampas: los productos de la zona euro se encarecen frente a los estadounidenses, perjudicando así a los exportadores europeos.
La crisis del coronavirus ha puesto en evidencia las malas decisiones económicas de Europa, que darán poco margen de maniobra para ayudar a la recuperación.
Europa está en shock por la expansión del coronavirus, y se hace indispensable que las instituciones europeas tomen medidas que suavicen el impacto en las economías nacionales.
Hemos analizado en un estudio si estamos preparados en Europa para dar el salto definitivo a un mundo de pagos totalmente digitalizado o si todavía vivimos muy pegados al efectivo.
La crisis griega podría haber sido la ocasión para el país de situarse en buena posición de cara a la zona euro y aclarar sus intenciones hacia la moneda única. Desafortunadamente, no ha sido el caso.