Las últimas tendencias se valen de los avances de la genética para crear deportistas más veloces, fuertes y resistentes sin apenas dejar rastro. Es lo que se conoce como dopaje genético.
El último ganador de la Vuelta Ciclista a España estuvo viviendo en un hotel con cámaras hipóxicas en Alicante para aumentar la capacidad transportadora de oxígeno de la sangre y mejorar su rendimiento deportivo.
Con el ataque de Rusia a Ucrania ha quedado al descubierto el peligro que supone para el deporte, cuyo principal activo es su imagen ligada a valores positivos, vincularse o servir de plataforma a régimenes totalitarios.
Si el fallo del caso Semenya del Tribunal de Arbitraje Deportivo permanece sin oposición, esta forma de pensar y comportarse podría filtrarse en el Comité Olímpico Internacional.