La energía es un factor clave de la geopolítica mundial y Europa juega en desventaja por su excesiva dependencia del exterior. Debe acelerar su plan de transición energética no solo por sostenibilidad sino también por estrategia.
Europa va a estar sometida a grandes tensiones energéticas durante un tiempo indeterminado debido a la falta de previsión para ordenar su proceso de transición energética.
Tras el último informe del IPCC, y con vistas a la próxima COP26, hemos preguntado a expertos en ámbitos como el transporte y los sistemas agroalimentarios qué debemos hacer para reducir la generación de gases de efecto invernadero.
Las nuevas tecnologías permiten controlar el consumo, encender y apagar electrodomésticos y luces y utilizar termostatos para optimizar el gasto eléctrico en las viviendas.
La tecnología puede ayudar a la agricultura a utilizar el agua de manera óptima y reducir su gasto energético para abastecer al mundo sin sobrepasar los límites planetarios.
Además de la implantación de las renovables, las tecnologías de captura de CO₂ son un factor fundamental para la transformación energética. La basada en el uso de caliza es especialmente sostenible.
Para lograr una transición energética definitiva, necesitamos ser capaces de compensar el suministro intermitente de energía que aportan las renovables con tecnologías de almacenamiento.
En el futuro, los patrones de producción, distribución y consumo serán cada vez más sostenibles. Todo apunta a ello, pese a los grandes retos que hay que enfrentar aún y los desiguales ritmos de cambio entre los países.
El cambio de tarifas afecta por igual a las familias beneficiarias del bono social y sitúa los precios más caros en las horas que concentran muchas de las tareas de cuidados.
Consumir p-sinefrina 45 minutos antes de realizar ejercicio aumenta el uso de grasas oxidadas como principal fuente de energía, tanto en personas activas como en ciclistas profesionales.
La ley de cambio climático no incluye una cuestión fundamental para navegar la transición y para impulsar la descarbonización: la fiscalidad energética y ambiental.
El cambio no modifica la cuantía del coste de redes y cargos, sino su reparto entre los consumidores. Se tomará en cuenta el nivel de tensión contratado y la franja horaria de consumo eléctrico.
La ley de cambio climático estipula que toda la energía procederá de fuentes renovables en el 2050. Con las instalaciones y tecnologías necesarias, el precio de la electricidad podría bajar.
En el décimo aniversario de la catástrofe nuclear de Fukushima, dos expertos explican por qué las decisiones humanas son más importantes para la seguridad nuclear que la tecnología, y por qué el trabajo está lejos de estar terminado.
Aún se utilizan combustibles fósiles en la producción del 95% del hidrógeno que se genera actualmente. El objetivo de cara al futuro es emplear solo energías de fuentes renovables.
Dpto. Estructura Económica y Economía del Desarrollo. Coordinadora del Grupo de Estudio de las Transformaciones de la Economía Mundial (GETEM), Universidad Autónoma de Madrid
Investigador en el Grupo de Ingeniería Eléctrica, Electrónica de Potencia y Energías Renovables y del Instituto de Smart Cities (ISC), Universidad Pública de Navarra