La cobertura de la guerra iniciada por Rusia contra Ucrania el pasado 24 de febrero nos muestra la oposición entre el periodismo libre y comprometido y la desinformación que presenta Rusia.
¿Qué caracteriza a una guerra del siglo XXI? ¿Qué busca Putin? ¿Cuál ha sido la relación histórica de Rusia y Ucrania? ¿Cuál es el papel de China en el conflicto? Ruth Ferrero Turrión, experta en Europa del Este, aborda estas cuestiones.
Con el ataque de Rusia a Ucrania ha quedado al descubierto el peligro que supone para el deporte, cuyo principal activo es su imagen ligada a valores positivos, vincularse o servir de plataforma a régimenes totalitarios.
La información en medios y redes sociales es un arma más en la guerra desatada en Ucrania con la invasión rusa. Por primera vez, la UE y las compañías tecnológicas han intervenido bloqueando medios rusos.
No se puede ir a la guerra sin una economía fuerte que la respalde. Con las sanciones económicas a Rusia se busca privarla de los recursos económicos que necesita para hacer funcionar su economía y, a la vez, financiar la guerra contra Ucrania.
El ataque de Rusia a Ucrania evidencia que la desprotección que sentimos sería aún mayor sin un conjunto de normas basadas en el multilateralismo, el entendimiento, el diálogo, la tolerancia y la lucha contra el abuso de poder.
El riesgo de que Ucrania, pero también los países europeos y Estados Unidos, sufran ciberataques por parte de Rusia o de grupos afines a su causa es elevado.
Para entender la guerra de Rusia en Ucrania, hay que fijarse en la mezcla de nacionalismo religioso y militarista bajo el mandato de Putin, que se manifiesta plenamente en la nueva Iglesia de las Fuerzas Armadas rusas.
En un mundo globalizado y digital las fronteras desaparecen y la guerra encuentra otros campos de batalla, como los medios de comunicación, las redes sociales, las leyes y la economía.
El presidente ruso puede ser muchas cosas, pero en ningún caso se comporta de forma errática o perturbada, sino, más bien al contrario, toda su biografía sigue un patrón lineal y coherente. Así lo señala un experto en patologías psicológicas.
La alteración del comercio de gas entre Rusia y la UE supondría un duro golpe para Rusia, pero quizás mayor para la UE. De ahí que lo más probable sea que se mantenga, en condiciones de extrema tensión pero sin interrupciones.
La crisis cubana, la guerra del Yom Kippur, los euromisiles: no es la primera vez que Moscú pone en alerta sus fuerzas nucleares. Pero es la primera desde que Putin asumió el cargo.
La infraestructura de plantas de regasificación de gas natural licuado y la disponibilidad de los suministros provenientes de otros países determinan las opciones de los diferentes Estados.