El Laboratorio Lawrence Livermore de Estados Unidos ha anunciado que hace unos días consiguió por primera vez producir más energía de la que había empleado para aproximar los protones (con sus neutrones) entre sí.
Es muy fácil obtener energía a partir de hidrógeno, pero no es igual de sencillo producir este gas rompiendo la molécula de agua con electricidad. Las leyes de la física se cruzan en el camino.
La generación de electricidad renovable es intermitente y, de momento, no se puede almacenar de forma sencilla. Por eso los usuarios deben adaptar su gasto en función de la oferta.
Si los gobiernos no establecen una planificación y medidas concretas de reducción de emisiones y de adaptación, el cambio climático seguirá ganándonos terreno.
¿Subirán las renovables el precio de la electricidad? ¿Destruirán empleo? Depende de cómo se lleve a cabo el despliegue de estas tecnologías limpias y de cómo aprovechemos sus ventajas.
La vuelta al carbón en España no es viable a corto plazo, ya que muchas de las antiguas centrales térmicas han sido desmanteladas. En el largo plazo, el futuro de la producción eléctrica pasa por las tecnologías renovables.
No hacer una transición adecuada hacia la neutralidad climática implica riesgos regulatorios, reputacionales y de supervivencia para las empresas, y mayores riesgos climáticos (el aumento de la temperatura del planeta y del nivel del mar, entre otros).
El aumento de las energías renovables requiere materias primas críticas como el coltán, algunas tierras raras y el litio, cuya extracción debe hacerse garantizando la preservación de la naturaleza, y no en países sin controles ambientales.
Europa debe aplicar medidas de ahorro y eficiencia energética, instalar electrolineras y acelerar el despliegue de las renovables facilitando los trámites y apostando por la repotenciación de las plantas existentes.
Sobrepasar el 80 % de penetración de energías renovables variables, como la eólica y la solar, puede ocasionar fallos en el suministro si no se aplican medidas adicionales.
El último informe del IPCC muestra que no estamos cerca de limitar la subida de las temperaturas a 1,5ºC. Por suerte, señala que las acciones climáticas en forma de políticas y leyes han aumentado, y que existen esperanzas para reducir las emisiones para 2030 al menos a la mitad. En este sentido, la readaptación de los edificios existentes y el diseño adecuado de los nuevos jugará un papel fundamental.
Cada vez surgen más empleos verdes con la vista puesta en la sostenibilidad. El fin es bueno: se busca el equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medioambiente y bienestar social, pero implican nuevos y emergentes riesgos laborales para los trabajadores.
Aunque los países de la UE usan un mismo sistema de fijación de precios eléctricos, hay variaciones considerables en la transmisión de los precios del gas natural a los de la electricidad.
La Comisión Europea considera que estas tecnologías pueden acceder a financiación verde y beneficiarse de políticas de apoyo. Algunos países no están de acuerdo.
Ciudadanos, comunidades de vecinos o escuelas pueden convertirse en prosumidores: consumidores con sus propias instalaciones renovables que venden parte de su energía en un sistema descentralizado.
La propiedad y el control local de los proyectos puede facilitar su aceptación y maximizar los beneficios locales, generando riqueza en entornos tradicionalmente empobrecidos.
En un contexto de emergencia climática, el uso de la biomasa como fuente de energía eléctrica resulta en un incremento neto de las emisiones de CO₂, además de deforestación y pérdida de biodiversidad.
El Pacto Verde Europeo no hace distinciones. España tiene que cumplir. De aquí a 2050 quedan menos de 30 años para lograr emisiones 0. ¿España está en condiciones de responder al desafío?
Investigador en el Grupo de Ingeniería Eléctrica, Electrónica de Potencia y Energías Renovables y del Instituto de Smart Cities (ISC), Universidad Pública de Navarra
Investigador en el Grupo de Ingeniería Eléctrica, Electrónica de Potencia y Energías Renovables (INGEPER) y del Institute of Smart Cities (ISC) de la UPNA, Universidad Pública de Navarra
Profesora del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática y miembro del Grupo de Investigación en Energía, Economía y Dinámica de Sistemas, Universidad de Valladolid
Profesor del Departamento de Ingeniería Química Industrial y del Medio Ambiente. Miembro del Grupo de Tecnologías Ambientales y Recursos Industriales, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)