El cerebro de los niños y niñas que están creciendo en la pandemia no va a salir de rositas. No solo porque las restricciones y el uso de mascarillas impiden su aprendizaje natural. También porque viven en una sociedad donde crecen la ansiedad, el estrés y la tristeza.
Las circunstancias que rodean a la pandemia pueden generar respuestas negativas de estrés. Y, aunque el ser humano dispone de mecanismos para hacerle frente, puede tener consecuencias para el cerebro.
Las familias se sienten presionadas en muchas ocasiones a la hora de enseñar a leer a sus hijos e hijas. Sin embargo, si la maduración neurobiológica no está en el momento justo para ello, las consecuencias pueden ser negativas para la autoestima y la motivación por aprender.
Profesor e investigador de la Sección de Genética Biomédica, Evolutiva y del Desarrollo. Director de la Cátedra de Neuroeducación UB-EDU1st, Universitat de Barcelona