Personalidad y salud cerebral están estrechamente relacionadas. Concretamente, las personas a las que más les cuesta afrontar las situaciones complicadas de la vida hacen más uso de los servicios sanitarios.
El estrés de los estudiantes (y en especial en España) está aumentando. Ofrecemos algunas claves para reducir el estrés escolar, basadas en la investigación actual sobre este tema.
Ante una amenaza percibida, el cuerpo suele activar una respuesta de lucha o huida.
George Peters/DigitalVision Vectors via Getty Images
Aunque emociones como el miedo y la ansiedad se originan en el cerebro, al final recorren el cuerpo y hacen que el corazón se acelere y el estómago se retuerza.
Ladridos excesivos, caída de pelo, temblores, agresividad… La ansiedad patológica puede manifestarse con múltiples síntomas en los perros. Una vez diagnosticada, el primer paso es acudir a un experto en conducta canina.
Padres, madres y docentes deben tener conocimiento de las conductas habituales y las que pueden ser problemáticas para distinguirlas. Su papel va más allá de la detección: también pueden prevenir.
Se llama rumiaciones a los pensamientos negativos y recurrentes que nos colonizan el cerebro. ¿Qué mecanismos cerebrales los ponen en marcha? ¿Cómo podemos pararlos?
Las personas con ansiedad social sienten que su corazón y su respiración se desbocan cuando se enfrentan a situaciones con otros o en las que sienten que podrían ser juzgados. Algo que no le ocurre a las tímidas.
Existen infinidad de situaciones en las que nos convertimos en testigos del estrés que sufren otras personas. ¿Es posible que tenga un impacto negativo sobre nuestra salud?
La ansiedad, la depresión o el mero aburrimiento pueden despertar un tipo de hambre que no tiene que ver con nuestras necesidades fisiológicas y que demanda alimentos poco saludables. ¿Cómo podemos hacerle frente?
Experiencias tan extremas activan nuestros resortes piscológicos más primarios, especialmente la ansiedad. ¿Qué secuelas psicológicas pueden sufrir los supervivientes?
Según un estudio de los autores, el confinamiento forzoso que se impuso con mayor o menor intensidad en los países europeos está vinculado directamente a problemas de insomnio, ansiedad y depresión en las personas mayores de 50 años.
La ruta del Cares, en los Picos de Europa.
Shutterstock / SergioNF
Los estudios demuestran que el contacto con la naturaleza reduce la actividad de la amígdala, región del cerebro vinculada a las emociones intensas, el estrés y la ansiedad.
Tener buen rendimiento académico puede estar asociado a una serie de rasgos de personalidad que también aparecen con más frecuencia en los estudiantes que sufren más estrés.
Tratar con una persona que sufre trastorno límite de la personalidad es complejo y las familias a veces no disponen de las herramientas suficientes para saber cómo afrontar lo cotidiano de estas relaciones.
Edificios destruidos en Irpin (Ucrania).
Shutterstock / eugenevishnya
Aprender a manejar la incertidumbre es crucial para sobrevivir a las amenazas que nos rodean. Una de ellas es la guerra en Ucrania. Conocer los factores que intervienen en esa incertidumbre nos ayudará a superarla.
La incidencia de la ansiedad y la depresión está aumentando al mismo ritmo que el uso de fármacos aprobados para tratarlas. Y, sin embargo, cada vez hay más casos de suicidios. ¿Qué está fallando?
A menudo las mujeres reciben un tratamiento farmacológico (que a veces no es eficaz) para aliviar su malestar psicológico. Para acabar con esta anomalía, se estudian estrategias alternativas.
El estrés puede provocar un desequilibrio en la microbiota y aumentar la permeabilidad de la barrera intestinal, favoreciendo que ciertos componentes bacterianos pasen a la sangre y alcancen el cerebro
Ante la incertidumbre, los consumidores más ansiosos acaparan productos, los otros consumidores los imitan y los estantes vacíos aparecen en las noticias. Así, las compras por pánico terminan siendo una profecía autocumplida.
Doctor en Psicología Clínica. Director del Máster en Gerontología y Atención Centrada en la Persona (Universidad Internacional de Valencia), Universidad Internacional de Valencia
Profesora del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, Facultad de Educación de Bilbao, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Codirectora de la Cátedra VIU-NED de Neurociencia global y cambio social - Miembro del Grupo de Investigación Psicología y Calidad de vida (PsiCal) - Profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de Valencia, Universidad Internacional de Valencia
Profesora del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Facultad de Educación de Bilbao, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Profesora adjunta en el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Facultad de Educación, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Profesora en el Departamento de Ciencias de la Educación en el área de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Docente del departamento de Didáctica y Organización Escolar. Facultad de Educación de Bilbao, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Doctora en Neurociencias. Directora del Grado en Psicología y Secretaria de la Cátedra de Humanización de la Asistencia Sanitaria. Miembro del grupo de investigación Psicología y Calidad de Vida, Universidad Internacional de Valencia